En comparación con los no bebedores, quienes consumen una o más bebidas alcohólicas por día, muestran una sobreabundancia de bacterias orales relacionadas con la enfermedad de las encías, algunos tipos de tumores y enfermedades del corazón. Al mismo tiempo tenían menos bacterias conocidas por controlar el crecimiento de otros gérmenes dañinos. Estas son las principales conclusiones de un estudio, liderado por Jiyoung Ahn ypublicado en Microbiome.
«Nuestro estudio – explica Ahn en un comunicado – ofrece pruebas claras de que beber es malo para mantener un equilibrio saludable de microbios en la boca y podría ayudar a explicar por qué beber, así como fumar, provoca cambios bacterianos vinculados al cáncer y a enfermedades crónicas”.
Según Ahn, el estudio ofrece evidencia de que reequilibrar algunos de los 700 tipos de bacterias en la boca, el microbioma oral, podría revertir o prevenir algunos problemas de salud relacionados con la bebida. Ahn dice que aproximadamente el 10% de los adultos estadounidenses son catalogados como grandes bebedores, es decir, que consumen una o más bebidas por día (las mujeres) y dos o más en el caso de los hombres.
Se trata, de acuerdo con los autores, del primer estudio que compara directamente los niveles de bebida y sus efectos sobre todas las bacterias orales. Los resultados mostraron que los bebedores tenían una mayor cantidad de Bacteroidales, Actinomyces y Neisseria (bacterias potencialmente dañinas), y menos Lactobacillales, que son beneficiosas.
El estudio incluyó a 1.044 participantes, entre 55 y 87 años. Si bien se trata de un estudio amplio, los autores señalan que se necesitaría más gente para evaluar las diferencias de microbioma entre los que solo consumen vino, cerveza o licor.
“Las posibles explicaciones de los desequilibrios microbiómicos relacionados con la bebida – concluye Ahn –, podrían ser que los ácidos en las bebidas alcohólicas vuelvan hostil al ambiente oral para que crezcan ciertas bacterias. Otra razón podría ser la acumulación de subproductos dañinos por la descomposición del alcohol, incluidos químicos llamados acetaldehídos, que junto con las toxinas dañinas en la boca del humo del tabaco, son producto de ciertas bacterias, como Neisseria”.
Juan Scaliter