Un reciente estudio, realizado a partir de 34 años de datos de 78.865 mujeres y 27 años de datos de 44.354 hombres señalan que mantener cinco hábitos saludables (llevar una dieta sana, hacer ejercicio regularmente, mantener un peso corporal saludable, no beber demasiado alcohol y no fumar) pueden sumar más de una década a la esperanza de vida.
Los autores del estudio, publicado en Circulation, analizaron cómo cinco factores de estilo de vida de bajo riesgo: no fumar, bajo índice de masa corporal (18.5-24.9 kg/m2), al menos 30 minutos o más por día de actividad física moderada a vigorosa, ingesta moderada de alcohol (por ejemplo, hasta aproximadamente un vaso de vino por día para las mujeres, o hasta dos vasos para los hombres), y una dieta saludable, podrían afectar la mortalidad. Se trata del primer análisis exhaustivo del impacto de la adopción de factores de estilo de vida de bajo riesgo en la expectativa de vida.
Los resultados mostraron que aquellos que mantienen un estilo de vida más saludable tenían 82% menos probabilidades de morir de enfermedades cardiovasculares y 65% menos de probabilidades de morir de cáncer en comparación con aquellos con estilos de vida menos saludables en el transcurso de los cerca de 30 años estudiados.
Para aquellos que que no adoptaron ninguno de los factores de vida de bajo riesgo, la esperanza de vida a los 50 años era de 29 años para las mujeres y de 25,5 años para los hombres. Pero quienes sí seguían estas rutinas elevaban notablemente estas cifras: en las mujeres la esperanza de vida aumentaba a 43.1 años para las mujeres y a37.6 años para los hombres. En otras palabras, las mujeres que mantuvieron los cinco hábitos saludables ganaron, en promedio, 14 años de vida, y los hombres 12 años.
«Este estudio – explica Frank Hu,líder de la investigación, en un comunicado – subraya la importancia de seguir hábitos de vida saludables para mejorar la longevidad en la población . Sin embargo, la adherencia a los hábitos de vida saludables es muy baja. Por lo tanto, las políticas públicas deberían poner más énfasis en la creación de alimentos sanos, entornos construidos y sociales para apoyar y promover una dieta y estilos de vida saludables”.
Juan Scaliter
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