Hace unos 1.200 años la isla de Pascua comenzó a poblarse con navegantes polinesios. Dos siglos más tarde iniciaron la construcción y emplazamiento de los moai. En total en la isla se han documentado casi mil de estas estatuas, cuatrocientos en distintas fases de finalización.
Muchas de ellas contaban con un pukao, una suerte de sombrero rojo que adornaba la cabeza de los moai. El pukao se cree representaba el peinado ceremonial, con plumas rojas, que los jefes tribales de toda la polinesia utilizaban. Hasta el momento los científicos han documentado cerca de 100 pukao en toda la isla. Pero, ¿desde dónde, cómo y por qué levantaban estas piedras volcánicas que llegaban a medir casi dos metros de diámetro y de alto?
Este misterio intrigaba a Colin Richards de la Universidad de Manchester y a Sue Hamilton de la Universidad College de Londres.
Richards, como muchos otros arqueólogos que han investigado en la isla, está convencido que los habitantes de Pascua tenían una profunda devoción por la isla. Las rocas volcánicas en las que tallaban los moai y los pukao eran parte viviente de la isla para ellos y su espíritu entraba en las estatuas al tallarlas. Richards asegura que los “sombreros” fueron transportados rodando desde la ladera de un volcán a través de una senda hecha de polvo rojo de lava seca comprimida. Pero todavía no sabe por qué las pusieron allí arriba. La posibilidad del peinado ritual es, por ahora, solo una más de las que barajan los arqueólogos.
Redacción QUO