La experiencia de visitar el espacio, sin ser astronauta profesional, podría convertirse en una realidad para el gran público el año que viene
Ir al espacio es una oportunidad perfecta para el estudio y avance científico, pero también para pasárselo bien. No es de extrañar que el turismo espacial, aunque suene a ciencia ficción, sea un objetivo en el que muchas empresas turísticas tienen puesta la mira.
Decenas de firmas trabajan para traer el turismo especial al presente. Los participantes de esta competición están liderados por las personas más ricas del mundo. Jeff Bezos y Elon Musk lideran SpaceX y Blue Origin, respectivamente.
La tercera es Virgin Galactics propiedad del también multimillonario Richard Branson. Precisamente la compañía de Branson se propone enviar vuelos suborbitales diarios como atracción turística en 2022.
El turismo espacial es el negocio millonario del futuro
Antes de que las empresas privadas se interesaran por los viajes espaciales, ya existían pioneros que pusieron los ojos en el cielo como destino turístico. El primero de todos fue Dennis Tito, un multimillonario estadounidense que en 2001 pasó ocho días en la Estación Espacial Internacional a cambio de la friolera de 16 millones de euros.
Hasta 2009, otros seis turistas espaciales se embarcaron rumbo a las estrellas para permaneces hasta dos semanas en la Estación Espacial Internacional. Unas vacaciones que les costaron aproximadamente 30 millones de dólares por visitante, y que sumadas supondrían casi el 1% de la financiación anual de la NASA.
Cómo hacer la maleta para un viaje espacial
Tomarse unas vacaciones especiales requiere preparaciones únicas. Antes del viaje, los turistas tendrán que ejercitarse intensamente y mantener una salud de hierro, además de mantener una higiene perfecta para asegurarse de que no llevan ninguna enfermedad a la Estación Internacional.
Una vez en el espacio se enfrentan a las mismas dificultades que los astronautas de profesión. Comer y beber se vuelve mucho más complicado cuando los alimentos flotan libremente en el espacio, y el uso de agua para la higiene quedará descartado hasta su vuelta a la Tierra. Para lavarse usarán toallitas espaciales, y tendrán que hacer sus necesidades en bolsitas de plástico para su análisis cuando regresen a nuestro planeta.
La verdadera experiencia espacial esta fuera del alcance de la mayoría, pero existe una alternativa mucho más asequible y que requiere menos sacrificios. Durante varios minutos podremos sentir lo mismo que en el espacio exterior gracias a los vuelos de gravedad cero.
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Esta técnica, conocida profesionalmente como vuelo parabólico, nos permite disfrutar de los efectos de la microgravedad. Un avión preparado para ello asciende hasta altas capas de la atmósfera y después cae en picado, contrarrestando la aceleración del a gravedad, una increíble experiencia que en el futuro podría durar hasta 20 minutos en los que flotaríamos sin sentir la atracción de nuestro planeta.
De este método ya disfrutó el famoso científico Stephen Hawking, así como muchos otros científicos que han querido hacer experimentos en gravedad cero. Una de las personas que disfrutará de este turismo espacial simulado es la científica y famosa de TikTok Kellie Gerardi, que además de deleitar a todos sus seguidores se encargará de tomar datos biométricos de los tripulantes durante la experiencia.
REFERENCIA
Aspectos legales y socio-económicos del turismo espacial
Foto: Chris Pirillo