Los astrónomos han ideado un sistema de «alerta temprana» para avisar cuando una estrella masiva está a punto de terminar su vida en una explosión como supernova
El 12 de octubre de 1987 se observó por primera vez una supernova en la Gran Nube de Magallanes, una galaxia vecina de nuestra Vía Láctea. Las supernovas son las explosiones más potentes conocidas en el universo. Pueden verse desde distancias increíblemente grandes y, de hecho, se utilizan para medir las distancias a las galaxias. Las supernovas se producen cuando una estrella agota su combustible y en cuestión de segundos, colapsa por la gravedad en cuestión de segundos. Este colapso produce la explosión que llamamos supernova.
Los astrónomos de la Universidad John Moores de Liverpool y de la Universidad de Montpellier han publicado un estudio en la revista de la Royal Astronomical Society en el que determinaron que las estrellas masivas (normalmente de entre 8 y 20 veces la masa de nuestro Sol), en la última fase de su vida, la llamada fase de «supergigante roja», se vuelven repentinamente unas cien veces más débiles en luz visible. Esta atenuación de su luz ocurre en los últimos meses antes de morir, y se debe a una repentina acumulación de material alrededor de la estrella, que oscurece su luz.
Hasta ahora no se sabía cuánto tiempo tardaba la estrella en acumular este material. Ahora, por primera vez, los investigadores han simulado el aspecto de las supergigantes rojas cuando están inmersas en estos «capullos» previos a la explosión.
Los archivos de telescopios antiguos muestran que existen imágenes de estrellas que explotaron alrededor de un año después de que se tomara la imagen. Las estrellas aparecen con normalidad en estas imágenes, lo que significa que aún no pueden haber construido el teórico capullo circunestelar. Esto sugiere que el capullo se ensambla en menos de un año, lo que se considera extremadamente rápido.
Benjamin Davies, de la Universidad John Moores de Liverpool, y autor principal del artículo, afirma que «el denso material oscurece casi por completo la estrella, haciéndola 100 veces más débil en la parte visible del espectro. Esto significa que, el día antes de que la estrella explote, probablemente no se podría ver que está ahí». Y añade: «Hasta ahora, sólo hemos podido obtener observaciones detalladas de las supernovas horas después de que hayan ocurrido. Con este sistema de alerta temprana podemos prepararnos para observarlas en tiempo real, para apuntar los mejores telescopios del mundo a las estrellas precursoras y ver cómo se desgarran literalmente ante nuestros ojos.»
REFERENCIA
Explosion imminent: the appearance of red supergiants at the point of core-collapse