Una gigantesca garra metálica surge del cielo a través de un agujero de gusano y roba los huevos de la famosa bandada, que se lanza tras ella al rescate de la puesta. El viaje por el espacio-tiempo los catapulta, con una nueva imagen, a un mundo de asteroides para luchar, ¿cómo no?, contra los socarrones cerdos verdes.
Pero las reglas del juego han cambiado. El movimiento de pájaros y obstáculos se ve afectado por las fuerzas gravitatorias, y los cerdos a veces desaparecen sin más flotando en el espacio, en vez de morir. La velocidad y el curso de sus trayectorias no se parecen a las que solían seguir en versiones anteriores. El jugador debe tener en cuenta el nuevo entorno físico para calcular la fuerza y la dirección de sus disparos con el tirachinas gigante que los impulsa.
En Quo hemos querido saber hasta qué punto las novedades espaciales responden a fundamentos científicos. Por eso, hemos pedido al astrofísico Javier Armentia, director del Planetario de Pamplona, que nos lo explique a partir de una selección de escenas del juego estrella de las pantallas táctiles, que en esta edición cuenta de momento con 60 niveles. Recuerda sus respuestas mientras lanzas el ejército de plumíferos a la lucha sideral.
Lecciones desde la Estación Espacial
La NASA también enseña física de la mano de los Angry Birds Space. Con ayuda de un peluche del Red Bird y un globo verde, que él mismo convierte en cerdo, el astronauta estadounidense Don Pettit ha grabado este vídeo en la ISS en el que demuestra cómo funcionan las órbitas en condiciones de microgravedad:
¿Se puede viajar a través de un agujero de gusano?
Así sale de la Tierra la belicosa bandada del juego. En realidad no sabemos si existen agujeros de gusano, ni si pueden conectarse dos regiones remotas del espacio a través de un túnel donde la gravedad distorsiona toda la estructura de aquel. Es una especulación que sería posible según las matemáticas de la relatividad general. Pero no todo lo que es matemáticamente posible funciona… Lo gracioso es que si nos metiéramos por un agujero para salir “al otro lado”, toda la información de nuestros átomos desaparecería por completo. Lo que aparecería por el otro extremo, mal que nos pese, no se parecería a nosotros en absoluto. Y seguramente tampoco a un pájaro colorado y cabreado.
¿Podría haber plantas espaciales?
De haber vida en otros mundos, cabe pensar que un tipo fundamental de seres vivos serían los autótrofos, aquellos capaces de generar alimento a partir de las energías y materiales accesibles. Aquí tenemos las plantas, que dan alimento a los demás seres vivos. Si existe vida extraterrestre, seguro que hay un análogo que use alguna fuente de energía para crear alimento.
¿Podría tener anillos el ‘Eggsteroide’?
Todos los planetas grandes de nuestro Sistema Solar tienen anillos: aunque solo son populares los de Saturno, también podemos encontrarlos en Júpiter, Urano y Neptuno. Sin embargo, los planetas más pequeños, del tipo terrestre, carecen de ellos. Por eso, parece difícil que un asteroide tenga anillos, porque su gravedad no los mantendría durante mucho tiempo: las partículas del anillo caerían sobre el asteroide o se perderían por el espacio.
¿Por qué el pájaro traza curvas?
La “física” del juego es muy elaborada, pero errónea. Cada asteroide tiene alrededor una zona de atracción gravitatoria, como una burbuja, que afecta a los movimientos. En el universo real, la atracción seguiría fuera de la burbuja, porque el efecto de cualquier cantidad de materia es infinito. En la zona de gravedad parece haber atmósfera, cuya fricción con el pájaro lo acerca cada vez más a la superficie.
¿Es creíble este tipo de impactos?
En el juego, los objetos que se mueven por el espacio se van ralentizando, aunque en la realidad esto no ocurre. Según la primera ley de Newton, si no hay fuerzas (rozamiento, choque, fricción), nada se detiene, como hemos visto en las películas espaciales. Los pájaros sí que hacen bien esto.
La forma de alejarse de los ladrillos es un poco exagerada y consigue resultar más simpática que en la realidad. Además, dependería sobre todo de la masa del pájaro frente a la masa conjunta de los ladrillos. De todas formas, teniendo en cuenta las leyes de Newton, cuando el ave choca contra una pared, la pared también choca contra él, por lo que tiene todas las de perder.
La Tierra tiene unos casquetes polares de hielo. Y Marte también. Ni Venus, ni Mercurio, ni los planetas gaseosos presentan hielo, pero sí sus lunas: Europa, Ganimedes y Calisto, satélites de Júpiter, cuentan con capas de hielo. Lo mismo sucede en decenas de lunas de Saturno, Urano y Neptuno. Además, muchos de los planetas enanos cuentan con una proporción alta de hielo en su composición, al igual que algunos asteroides y los núcleos de los cometas. Por tanto, no sería nada raro.