El investigador George Church quiso crear polémica científica al decir que «haría falta una mujer muy valiente» para ser el vientre de alquiler que albergara un bebé neandertal clonado. Lo hizo para vender mejor su libro Regénesis: Cómo la biología sintética reinventará la naturaleza y a nosotros mismos y seguramente lo ha conseguido.
La Prensa sensacionalista inglesa hizo ver como que el genetista estaba buscando de verdad una madre neandertal, y él llegó a insinuar que disponía de la tecnología suficiente para replicar el ADN del hombre de Neaderthal. Pero eso no es cierto. Lo que sí es verdad es que la teoría de cómo se crearía un bebé prehistórico se conoce. Nosotros nos hemos hecho cinco preguntas serías sobre si sería posible y cómo.
¿Cómo lograrían un embrión de neandertal?
Habría que completar el genoma del neandertal, y luego reproducir sus características en una célula humana.
El proceso sería muy dificultoso, y requeriría una tecnología que aún no se tiene. Pero este sería teóricamente el camino: primero habría que acabar de hacer la lista de genes de nuestro antepasado. Eso es algo que el Proyecto Genoma Neandertal aún no ha logrado más que en un 70%, aunque llevan desde 2009 descifrándolo usando restos de tres especímenes. La razón es que los paleontólogos solo cuentan con fósiles de huesos, que dan mucha menos información, y de peor calidad, que los tejidos. Después, si se llegara a completar esa relación de genes, habría que generar una célula que los llevara incluidos. Eso requeriría tomar una célula humana, quitarle los genes que no tenían los neandertales y añadir los que sí tenían, previa comparación de ambos mapas genéticos. En este paso hay otro escollo:la tecnología de ingeniería genética solo permite modificar unos pocos genes, no los miles que componen un sapiens o un neandertal. Además, el hecho de que se conozca el genoma completo de ambos homínidos no es suficiente. Ellos y nosotros tenemos unos genes que se expresan (ponen en marcha su “encargo”) y otros que no (silentes). Es algo de lo que avisa Carles Lalueza, investigador del Instituto de Biología Evolutiva de Cataluña que participa en el citado Proyecto. El científico explicaba al saltar la polémica que no se conocen los llamados “interruptores” químicos que hacen que genomas iguales, o muy parecidos, den como resultado unos órganos (y seres) diferentes. Eso sí, si se conocieran el mapa y los interruptores, introducir ese genoma en un óvulo humano no sería una gran dificultad a día de hoy.
¿Cómo debería ser la madre?
La complexión de las neandertales era más robusta; pero sus caderas, en proporción, igual de estrechas.
Las medidas confirman que la complexión de nuestros antepasados extinguidos hace 28.000 años era más robusta y ancha, pero de menor estatura. Además, el bebé solía pesar más al nacer. O sea, se entiende que necesitaríamos una mujer más fuerte (sobre todo, de espalda) que la media humana. Los paleontólogos también calculan que el volumen cerebral del hombre de Neanderthal adulto era superior (1.500 cc) al del humano actual (1.350 cc). Eso obligaría a que una supuesta madre humana tuviera cadera ancha, tal como delata la reconstrucción en 3D de la cadera de una hembra neandertal que se realizó en 2009, a partir de restos hallados en Tabun (Israel). Como la osamenta pélvica perdura menos, es poco frecuente que queden restos fósiles de ella, así que hubo que “completarla”.
¿Serían un parto y una gestación como los humanos?
La posición del feto y el método de alumbramiento no son los mismos.
Ya sabemos que el canal de parto era más ancho, pero como la cabeza también era más voluminosa, el alumbramiento sería más o menos igual de difícil que el de un sapiens. Ahora bien, la recreación de un feto de nuestros antepasados que hizo la Universidad de Zúrich (Suiza) en 2008 arrojó varias conclusiones sobre el parto. La más importante es que las hembras de neanderthalensis daban a luz aún al modo de los cuadrúpedos (cosa que todos fuimos originalmente). En ellos, la cabeza del feto es más alargada y las patas suelen estar ya enfiladas hacia la salida. Así que el alumbramiento es mecánicamente más sencillo. En cambio, el cráneo más redondeado del feto humano y su posición –con la barbilla en el pecho–, y la forma de la cadera de su madre obligan al bebé a rotar al modo de un tornillo.
¿Podría llevar un niño neandertal al colegio?
El paleontólogo Juan Luis Arsuaga nos ayuda a dirimir si nuestro antepasado sería superdotado
Planteamos esta cuestión al codirector de los yacimientos de Atapuerca porque algunos han apuntado que una educación humana, “aplicada” a un cerebro mayor, podría dar como resultado un superdotado. Y quizá su educación debiera ser especial. Pero Arsuaga nos aclara: “El cerebro era más grande en promedio, pero seguramente no tanto en términos relativos, es decir, en relación con el peso corporal. La cuestión no es si eran inteligentes (aunque habría que discutir despacio qué se entiende por eso), sino si tenían tan desarrollada la capacidad simbólica como nosotros. Yo suelo decir que ellos no tendrían banderas, para que se entienda”. Otros han añadido que una infancia más larga permitiría un mejor desarrollo cerebral, pero Arsuaga no lo cree así: “De hecho, el desarrollo de los neandertales parece que era más corto en duración y, por tanto, más rápido”, afirma.
Un experto en bioética cuenta a Quo si una clonación sería legalmente posible, y si podría considerarse humano al bebé
Pedimos ayuda a Carlos Romeo Casabona, doctor en Derecho y en Medicina, y director de la Cátedra Interuniversitaria de Derecho y Genoma Humano de las universidades de Deusto y del País Vasco. Para él, una clonación sería imposible, porque en casi todo el mundo está prohibida expresamente la clonación humana; en algunos países se permiten los vientres de alquiler (necesario en este caso), pero en España, no. Además: “Los embriones no serían de calidad suficiente” con las muestras y el mapa genético que hay por ahora. En el caso remoto de que naciera un bebé neandertal, Romeo apunta que: “Al ser difícil expresar legalmente si ese niño nacido es humano o no –las leyes definen qué se entiende por persona, pero no por ser humano–, y al haberse dado por supuesto que lo es quien nace de la unión de dos gametos humanos, habría que adoptar un criterio extensivo y protector: reconocerle la plena titularidad de los derechos humanos”, confirma.
Para algunos genetistas, el luchador Nicolai Valuev nos recuerda la poca distancia evolutiva que nos separa de nuestro antepasado.