Los neandertales y los denisovanos son los parientes extintos más cercanos de los humanos actuales. «Sabíamos por estudios previos que los neandertales y los denisovanos habían tenido descendencia – explica Viviane Slon, coautora del estudio publicado en Nature – , pero nunca pensé que seríamos tan afortunados como para encontrar una descendencia real de ellos”.

El hallazgo descrito en el estudio se basa en un único fragmento pequeño de hueso: es parte de un hueso largo que permite deducir que se trataba de una joven que tenía al menos 13 años. El fragmento fue hallado en 2012 en la Cueva de Denisova (Rusia) por arqueólogos rusos y llevado a Leipzig para realizar análisis genéticos después de que se lo identificara como un hueso de homínido basado en su composición proteica.

«Un aspecto interesante de este genoma es que nos permite aprender cosas sobre dos poblaciones: los neandertales (por el lado materno) y los denisovanos del lado paterno – añade Fabrizio Mafessoni, coautor del estudio, en un comunicado – . Los análisis genéticos permitieron determinar que la madre estaba genéticamente más cerca de los neandertales que vivían en Europa occidental que de un individuo neandertal que habitó previamente en la misma cueva”.

Esto es una prueba de que los neandertales migraron entre Eurasia occidental y oriental decenas de miles de años antes de su desaparición.

Los análisis del genoma también revelaron que en la rama paterna (denisovana) había al menos un antepasado neandertal. Así el hallazgo ha confirmado que hubo varias ocasiones en las que se produjeron interacciones entre neandertales y denisovanos.

«Es sorprendente que hallamos encontrado a esta niña neandertal/denisovano entre el puñado de individuos antiguos cuyos genomas han sido secuenciados – concluye Svante Pääbo, director del Departamento de Genética Evolutiva del Instituto Max Planck – . Los neandertales y los denisovanos pueden no haber tenido muchas oportunidades para conocerse, pero cuando lo hicieron, debieron haberse apareado con frecuencia, mucho más de lo que pensábamos”.

Juan Scaliter