En 1989, el escultor estadounidense James Sanbor recibió el encargo de fabricar una pieza para colocarla en los jardines del cuartel de Langley, la sede de la CIA, en Virginia. Y la obra resultante fue una pieza de bronce con forma de S y de cuatro metros de altura, con una inscripción ininteligible formada por 865 caracteres que ocultan cuatro mensajes cifrados. Por supuesto, se trataba de un acertijo, y Sanbor retaba así a las mentes más brillantes a tratar de resolverlo. Por ese motivo, la escultura se bautizó con el nombre de Kryptos, que significa Enigma
Nueve años después, un analista de la CIA llamado David Stein y el informático James Gillogy, se apuntaron el tanto de lograr descifrar tres de dichos mensajes. Pero el resto seguía resistiéndose. Por eso, en 2010, el propio Sanbor decidió echar una mano a quienes se rebanaban el cerebro rumiando este enigma, ofreciéndoles una pista. Los caracteres del 64 al 69, que podían leerse NYPVTT, realmente significaban Berlín. Pero ni con esas. Kryptos seguía resistiéndose.
Como la cosa se eterniza, el escultor ha querido dar ahora una nueva pista. Y ha dicho que la palabra clave es reloj. Y lo ha hecho motivado por la reciente celebración del 25 aniversario de la caída del Muro de Berlín. «El suceso se produjo cuando yo estaba trabajando en la escultura, así que la obra fue influenciada por aquel acontecimiento», ha explicado el artista.
Así que ya saben, queridos lectores… Si alguno se anima a intentar resolverlo (aquí ni nos lo planteamos; no somos tan listos), que trabaje con estas claves… Berlín y Reloj… Eso sí, creo que no hay premio en metálico para quien resuelva el misterio. Avisados quedan.