El traje debe protegerles de condiciones muy distintas de las de la Tierra y de posibles impactos, además de servir de instrumento de monitorización y soporte vital. Por eso, las agencias espaciales no dejan de investigar nuevas opciones.
Con la vista puesta en la aún hipotética visita a Marte, la NASA está trabajando en su Centro Espacial Johnson con dos prototipos: el Prototipo de Traje de Exploración (PXS) y el Z-2. Ambos coinciden en su intento de combinar la flexibilidad que garantice a su portador libertad de movimientos con el perfecto ajuste de un atuendo presurizado. Al mismo tiempo, se busca reducir a un mínimo el equipo necesario y perfeccionar el sistema de evaporación de agua y el de captación de CO2, para proporcionar aire respirable, así como la protección contra eventuales golpes.  

Sin embargo, el PXS se centra en superar las condiciones de gravedad baja y cero en misiones de larga duración, mientras que el Z-2 aborda los desafíos relacionados con la movilidad.
Por eso, en el primero se están probando elementos que algún día pudieran imprimirse en 3D tanto en el espacio como en Marte. Bien para adaptar un mismo traje a las tallas de distintas personas, bien para ampliar la gama de tareas que puede cumplir de manera óptima. Ya se ha  conseguido que sirva para personas más pequeñas que las que pueden usar el EMU con el que los astronautas salen actualmente de la ISS.

El Z-2, por su parte, deberá permitir a los exploradores de otros mundos desplazarse por el terreno, agacharse a coger muestras y bajar y subir de los vehículos. Todo ello, con comodidad. Para conseguirlo, cuenta con materiales ligeros, a la par que resistentes, y un novedoso diseño de casco que amplía el campo visual y la movilidad de la cabeza. Las piezas de la cintura y los hombros son intercambiables, para que un mismo traje sirva a distintas personas. Su regulador de oxígeno puede tratar la despresurización directamente.
Pero estas no son la únicas iniciativas de este tipo. En el proyecto Couture in Orbit, la ESA y el Museo de la Ciencia de Londres han propuesto a cinco escuelas de diseño combinar atractivo y practicidad en la vestimenta espacial. Para ello les proporcionan tejidos certificados para ese uso. Las 15 mejores prendas se presentarán en mayo en un desfile.

Z-2

Un diseño rompedor en el que se han permitido licencias como el dibujo del pecho.

EMU

En uso en la ISS para las operaciones que requieren salir al espacio exterior. Los otros intentan mejorarlo.

PXS

Con una caja en el pecho que encierra los controles electrónicos y de soporte vital.

Así de aséptico se ve el armario de los astronautas en la ESA. Nada de sufrir eligiendo estilismo.

Hay que tener cintura

Este es el anillo que une el torso y los pantalones del modelo Z-2. Permite mayor giro del tórax y la opción de adaptar el traje a diversas tallas.

Calzado espacial

Más de un gran paso para la Humanidad podrá dar el portador de estas cómodas botas enroscables. El astronauta podrá ponérselas y meterse luego en el traje ya presurizado.

Alivia tu espalda

Para contrarrestar el alargamiento de la columna vertebral debido a la falta de gravedad, una colaboración internacional diseñó el SkinSuit, que presiona el cuerpo de arriba abajo. La idea original del ingeniero James Waldie fue perfeccionándose hasta que el astronauta danés Andreas Mogesen lo probó el pasado octubre en la Estación Espacial Internacional. Los alumnos del King’s College de Londres lucen aquí una versión anterior.