Los bebés y los niños pequeños tienen cerebros con una especie de superpoder, uno que entre otras cosas les permite aprender idiomas con mayor facilidad. Al menos esa es la conclusión de un equipo de neurocientíficos del Centro Médico de la Universidad de Georgetown, liderado por Elissa L. Newport.
Mientras los adultos procesan la mayoría de las tareas neuronales en áreas específicas en uno de los hemisferios del cerebro, los más jóvenes usan ambos para la misma tarea. De acuerdo con los resultados de un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, para comprender el lenguaje (más específicamente, el procesamiento oraciones habladas), los niños usan ambos hemisferios.
En casi todos los adultos, el procesamiento del habla solo es posible en el hemisferio izquierdo, pero el lenguaje se distribuye a ambos hemisferios en etapas tempranas de la vida. “El uso de ambos hemisferios – explica Newport – proporciona un mecanismo para compensar después de una lesión neuronal. Por ejemplo, si el hemisferio izquierdo se daña por un accidente cerebrovascular perinatal, un niño aprenderá el lenguaje usando el hemisferio derecho».
Mediante imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI), el equipo de Newport ha demostrado que el patrón de lateralización adulta no está establecido en niños pequeños y que ambos hemisferios participan en el lenguaje durante el desarrollo temprano. Las redes cerebrales que localizan tareas específicas en uno u otro hemisferio, señalan los autores, comienzan durante la infancia, pero no se completan hasta que el niño tiene unos 10 u 11 años. De hecho cuanto más jóvenes son «es probable que se pueda observar una participación funcional aún mayor del hemisferio derecho en el procesamiento del lenguaje que la que observamos en los participantes más jóvenes (entre 4 y 6 años de edad)”, concluye el estudio.