¿Hay argumentos científicos que avalen que la criogenización de un cerebro es posible con éxito?
El documental de Nextflix, Hope Frozen (Criogenización, vivir dos veces), ha vuelto a poner de actualidad, y es algo recurrente, la posibilidad de criogenizar un cerebro humano y preservarlo así de la muerte hasta que un día, en un futuro sine die, sea posible devolverlo a la vida, implantarlo en otro cuerpo y, de algún modo, resucitar.
El documental de Nextflix sigue a una familia en Tailandia que congela criogénicamente el cerebro de su hija de 2 años después de su muerte, y el revuelo generado ha sido mayúsculo, no ya solo por que la criogenización hoy es un lujo con muchos visos de timo monumental, si no porque, además, el caso pone sobre la mesa la ética de criogenizar el cerebro de una niña de dos años.
Las empresas en alza
Empresas como Alcor Life Extension Foundation , dedicadas a congelar cadáveres y partes de cuerpos con la esperanza de algún día resucitar a los muertos, han sido más que denunciadas por la comunidad científica. Sin embargo, hay casi medio millar de personas criopreservadas en todo el mundo. Fundamentalmente en Estados Unidos y Rusia.
En España, Cecryon es la primera empresa de criopreservación que ofrece sus servicios con ámbito estatal y europeo. Sus instalaciones están situadas cerca de Valencia.
“Aquellos que venden falsas esperanzas de reanimar a seres humanos congelados, que juegan con lo teórico y lo posible, merecen nuestro desprecio”
Entre los científicos, hay muchas voces críticas. La más radical fue la del neurocientífico y profesor en la Universidad de McGill (EE. UU.) Michael Hendricks.
Hendricks redactó una especie de manifiesto contra la criónica después de que The New York Times publicase la decisión de un joven con cáncer terminal de preservar su cerebro con esta técnica para conservar su información biológica y restaurar su memoria un día. “Aquellos que venden falsas esperanzas de reanimar a seres humanos congelados, que juegan con lo teórico y lo posible, merecen nuestro desprecio”.
A partir de aquí, dejando claro que nada garantiza a día de hoy que preservar un cuerpo criogenizado, con el coste económico que supone, sirva para absolutamente nada, esto es lo que ha avanzado la ciencia empírica en la criogenización.
Cómo devolver un cerebro a la vida
La criogenización es una técnica que se emplea a día de hoy con éxito para conservar células, embriones humanos y tejidos.
Para criogenizarlas, la técnica básica consiste en añadir químicos como el propilenglicol que hacen que la temperatura del tejido descienda a unos 120º bajo 0. A esta temperatura, el reloj biológico deja de latir. Esto significa que la vida, tal y como la conocemos, se detiene.
Pero la criopreservación no solo tienen que conservar el cerebro o cualquier otro órgano intacto, también tiene que tener éxito a la hora de descongelarlo.
Con los métodos de calentamiento actuales, incluso los tejidos pequeños tienden a agrietarse o cristalizarse a medida que se calientan, dejándolos inútiles.
Sin embargo, una investigación, publicada en la revista Science Translational Medicine, proponían un método distinto para sacar de su frío eterno órganos congelados. La propuesta es reanimarlos con nanopartículas que, cuando se exponen a un campo magnético, se activan en diminutos pero potentes generadores de calor.
El estudio es solo una prueba de concepto, y la tecnología debe refinarse y ampliarse antes de que pueda recalentar algo del tamaño de un órgano humano en lugar de solo pequeñas muestras. Pero es un principio.
¿Se puede conservar la memoria después de la criopreservación?
Casi todas las células pueden criopreservarse con éxito, las neuronas también, otra cosa es que pueda garantizarse que en un trozo de cerebro congelado puedan preservarse también los recuerdos de una vida.
El ser que más veces ha sido criopreservado ha sido un nematodo, el Caenorhabditis elegans. Un interesante estudio publicado en PubMed mostró que C. elegans retuvo comportamientos aprendidos adquiridos antes de la criopreservación. El gusano criopreservado, cuando resucitó, reconocía olores que le habían sido imprescindibles en su vida anterior.
Los investigadores explicaban en el artículo que: «Nuestros resultados en la prueba de la retención de memoria después de la criopreservación muestran que los mecanismos que regulan la impresión de olores (una forma de memoria a largo plazo) en C. elegans no han sido modificados por el proceso de vitrificación o por congelación lenta.”
La criopreservación es muy intereante en ciencia no ya para resucitar sino para aumentar el banco de órganos para trasplante.
Qué se ha criopreservado hasta ahora
Los investigadores han logrado progresos en este área, criopreservando con éxito ovarios de oveja.
El objetivo era plantear si sería de utilidad criopreservar ovarios de mujeres con cáncer para poder volverlos a implantar después de la quimioterapia.
Pero la diferencia entre un ovario, un riñón de conejo, y un cerebro es enorme. No solo hay que plantearse si los recuerdos resistirán a décadas bajo cero, sino en qué momento la maquina de pensar se desenchufa.
Cuánta temperatura soporta el cerebro para seguir funcionando
Aunque la actividad cerebral se suspende a temperaturas por debajo de los 18 ºC, hay casos excepcionales de supervivencia a la hipotermia sin daños. Fue muy famosos el de la radióloga sueca Anna Bågenholm , atrapada debajo del hielo durante un accidente de esquí y luego fue resucitada después de haberse considerado clínicamente muerta durante más de dos horas.
Estos adelantos en las técnicas de criopreservación muestran que quizá es un camino a seguir para un futuro inmortal, pero, al mismo tiempo, dan una idea de lo lejos que se está a día de hoy de que un tanque de criopreservación de lujo pueda ser garantía de nada, salvo de que no nos coman los gusanos.