Un estudio sobre la forma de la heliosfera, la capa que protege el Sistema Solar de los rayos cósmicos, desvelaba su parecido a un embrión en sus primeras fases de desarrollo.
Todos los planetas de nuestro sistema solar están encerrados en una burbuja magnética que nos protege del viento Solar. Es enorme, una vasta región alrededor del Sol que se extiende más de dos veces la distancia que nos separa de Plutón. Esta burbuja es la heliosfera. Fuera de esta ‘bolsa’ protectora hay un infierno de gas ionizado que nos destruiría sin compasión.
La heliosfera produce un campo de fuerza magnética alrededor de todos los planetas, desviando como un escudo las partículas cargadas que de otro modo entrarían en el sistema solar, llegarían a la Tierra, desestabilizarían cualquier sistema electrónico, y destruirían las moléculas de ADN, es decir, acabarían con cualquier forma viva.
Durante muchos años, los científicos han tratado de resolver cuál es la forma real de esa burbuja que nos protege a todos los planetas como bajo un manto, y que siempre se imaginó similar a la cola de un cometa, con una punta de ataque y una cola. Sin embargo, una investigación publicada en Nature Astronomy proporcionaba una forma alternativa que carece de esta cola larga: extraordinariamente parecida a un embrión en sus primeras fases de desarrollo.
La forma de la heliosfera es difícil de medir desde dentro. Solo las dos naves espaciales Voyager han medido directamente esta región, proporcionando algunos datos reales sobre su forma. La misión Interstellar Boundary Explorer , o IBEX, de la NASA también la estudian, trazando el límite de nuestro sistema solar hasta el espacio interestelar.
Merav Opher, autor principal de la investigación, contó con esos datos, hasta dar con la forma que el definió como la de un «croissant desinflado», con dos chorros alejándose de la parte central bulbosa de la heliosfera, y sin la cola larga predicha por muchos científicos.
Vida en otros planetas
La forma de la heliosfera también es parte del rompecabezas para buscar vida en otros mundos, en otros sistemas solares. Su forma es más que una cuestión de curiosidad académica. Absorber aproximadamente tres cuartas partes de las partículas tremendamente energética llamadas rayos cósmicos galácticos y sin ella no habría vida. Así que podría ser una pista para saber si la vida es posible en otros sistemas solares.
La investigación de Opher y Drake fue controvertida y criticada. En 2017, otros científicos propusieron otro modelo trabajando con los datos de la misión Cassini de la NASA en Saturno. Declararon que la heliosfera es mucho más compacta y redondeada de lo que se pensaba anteriormente, algo así como una pelota de playa.
La misión de la NASA IMAP, programada para su lanzamiento en 2024, mapeará las partículas que regresan a la Tierra desde los límites de la heliosfera y arrojará nueva luz sobre la naturaleza de la heliosfera, el espacio interestelar y cómo los rayos cósmicos galácticos se frenan al llegar a nuestro sistema solar.