El monte Etna de Italia, uno de los volcanes más activos del mundo, entró en erupción dos veces en menos de 48 horas, arrojando una fuente de lava y ceniza al cielo.
La imagen superior fue tomada por el satélite Copernicus Sentinel-2, y ha sido procesada para mostrar el flujo de lava en rojo brillante.
Después de la poderosa erupción del Etna el martes 16 de febrero, el volcán produjo otra espectacular exhibición de fuego, con altas fuentes de lava disparándose hacia el cielo nocturno, alcanzando alturas de alrededor de 700 m.
La primera erupción provocó que grandes flujos de lava descendieran hacia el este hacia el Valle del Bove, a lo largo de 4 km, y la segunda gran explosión del jueves 18 provocó que la lava corriera 1,3 km por los flancos sur del volcán.
La ceniza de las erupciones cubrió la ciudad de Catania y las autoridades han estado observando los pueblos cercanos en la base del volcán, incluidos Linguaglossa, Fornazzo y Milo. La erupción también obligó al cierre temporal del aeropuerto de Catania en Sicilia, lo que a menudo ocurre cuando el volcán está activo.
El volcán en directo, permanentemente monitoreado.
Los datos de satélite se pueden utilizar para detectar leves signos de cambio que pueden predecir una erupción. Una vez que comienza una erupción, los instrumentos ópticos y de radar pueden capturar los diversos fenómenos asociados con ella, incluidos los flujos de lava, deslizamientos de tierra, fisuras en el suelo y terremotos. Los sensores atmosféricos en los satélites también pueden identificar los gases y aerosoles liberados por la erupción, así como cuantificar su impacto ambiental más amplio.