Los conejos que hacen el pino comparten una rara mutación genética. Así lo ha confirmado un estudio realizado en conejos de una extraordinaria especie que no sabe saltar.
Algunos conejos no pueden saltar y realizan algo extraordinario para ser conejo: hacen el pino.
Los descubrieron en 1935 veterinarios franceses. A veces, al caminar o correr, el conejo Sauteur d’Alfort levanta las patas traseras por encima de la cabeza, trepando por el suelo sobre sus patas delanteras como un artista de circo.
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“Cuando caminan lentamente, no se pueden distinguir de un conejo normal”, explica Miguel Carneiro de la Universidad de Oporto en Portugal, uno de los líderes del estudio publicado en PLoS Genetic. Pero cuando intentan ir más rápido saltando, flexionan demasiado las patas traseras y en el momento equivocado.
Después de sus primeros meses de vida, los conejos aprenden a compensar esto caminando únicamente sobre sus patas delanteras, arqueando la espalda para levantar las patas traseras en el aire.
En el estudio de sus genes, han localizado la mutación que probablemente hace que esta raza tenga esta extraña forma de locomoción.
El gen involucrado contiene pistas sobre cómo la médula espinal permite caminar, saltar e incluso hacer el pino, un hallazgo que encaja con otros trabajos realizados durante la última década en ratones y caballos.
Juntos, los estudios brindan una imagen que puede ayudar a explicar cómo se mueven todos los vertebrados, incluidos los humanos.
Las mutaciones en este gen causan defectos en la médula espinal de los conejos, lo que significa que no pueden coordinar sus extremidades lo suficientemente bien como para realizar un salto.
El gen es probablemente crucial para otras formas de locomoción en otras especies, dice Leif Andersson de la Universidad de Uppsala en Suecia. «Yo esperaría que, si estuviera dañado en un humano, también tendrías un defecto en la locomoción».
Andersson y sus colegas estudiaron la cepa de conejos domésticos llamada sauteur d’Alfort, también conocida como conejos saltarines Alfort. A diferencia de la mayoría de los conejos y otros animales saltadores como los canguros, los conejos Sauteur d’Alfort no pueden realizar saltos con dos patas.
El equipo crió selectivamente conejos Sauteur d’Alfort e identificó una región de su genoma que difería de la de otros conejos. Esta región contenía 21 genes codificadores de proteínas. Secuenciaron esos genes y los compararon con los de otros tipos de conejos.
La mutación clave
Así, detectaron una mutación en un gen llamado RORB . «Esta fue la única mutación que se destacó como realmente sorprendente», dice Andersson.
RORB es crucial para la formación de neuronas de la médula espinal que unen los lados izquierdo y derecho del cuerpo, que son esenciales para coordinar los movimientos de las extremidades.
En estos conejos, la mutación provoca que se produzcan versiones aberrantes, o algunas veces ninguna, de la proteína RORB en un grupo específico de interneuronas.
Estas interneuronas son inhibitorias, impiden que las células nerviosas se activen, y cuando faltan, los conejos flexionan demasiado ciertos músculos y levantan las patas traseras más de lo debido.
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