El Nobel de Química 2021 ha sido para List y MacMillan, los padres de la organocatálisis asimétrica, que permite desarrollar nuevos fármacos e impulsa las energías renovables
La Real Academia de las Ciencias sueca ha subrayado «el gran impacto en la investigación farmacéutica» de la técnica perfeccionada por los dos científicos, así como su contribución a que «la química sea más ecológica». El jurado ha explicado también que muchas áreas de investigación y múltiples industrias dependen de la capacidad de los químicos para crear moléculas especializadas, capaces de formar materiales elásticos y duraderos, de almacenar energía en baterías o de bloquear la progresión de enfermedades. Y el principal reto de la industria química mundial en estos momentos es lograr productos más ecológicos, que frenen el progresivo deterioro de nuestro planeta. La organocatálisis asimétrica es una ayuda en este proceso.
Para producir todo lo anterior, son necesarios procesos químicos, y la clave de todo proceso químico son los catalizadores, sustancias que controlan y aceleran las reacciones químicas, sin llegar a formar parte del producto final. Durante mucho tiempo se ha contado con solo dos tipos de catalizadores: metales y enzimas. Pero List y MacMillan dieron con una nueva fuente de «materia prima», mucho más eficaz y ecológica, los catalizadores orgánicos.
Química más “verde” y barata
La base de los catalizadores orgánicos contiene átomos de carbono a los que se pueden unir otros grupos químicos como el oxígeno, el nitrógeno, el sulfuro o el fósforo. Además, esto permite producir la llamada catálisis asimétrica, que es la formación de dos moléculas en lugar de una como reflejo una de la otra, «igual que nuestras manos», explican desde el Comité.
Este descubrimiento ha sido muy positivo porque su aplicación es barata, sostenible y puede utilizarse en múltiples desarrollos industriales, algunos de ellos de primer interés mundial, como la captura de la luz en las células solares o el desarrollo de productos farmacéuticos.
El pasado año, el premio recayó en la francesa Emmanuelle Charpentier y en la estadounidense Jennifer Doudna por desarrollar el método de la edición genómica CRISPR/Cas9. Funciona como unas tijeras moleculares para localizar secuencias del código genético de un animal, de una planta o de un microbio. Ha servido también para nuevas terapias contra el cáncer y puede utilizarse para la cura de algunas enfermedades hereditarias genéticas.
El Nobel de Química está dotado de unos 940.000 euros. Este premio sigue al anuncio de Medicina del lunes y al de Física del martes. Quedan por revelar los galardonados de Literatura el jueves, de la Paz el viernes y, finalmente, de Economía el lunes 11 de octubre.