Los investigadores están encontrando en Bluesky, una plataforma alternativa a X (antes Twitter), un espacio donde tienen más control sobre el contenido que ven y las personas con las que interactúan

Cada vez más científicos están migrando a Bluesky con la esperanza de recrear la experiencia que tenían en los mejores tiempos de Twitter. La plataforma ha explotado en popularidad desde la victoria de Donald Trump en las elecciones de EE UU, ganando decenas de millones de usuarios en unos pocos días.

En las dos semanas posteriores a las elecciones presidenciales de Estados Unidos, Bluesky pasó de tener cerca de 14 millones de usuarios a casi 21 millones. La plataforma resulta atractiva porque su diseño y funcionamiento son similares a X, una red que fue muy popular entre los científicos para compartir hallazgos, colaborar y establecer contactos. En 2022, se estimaba que al menos medio millón de investigadores tenían perfiles en Twitter.

Ese mismo año, el empresario Elon Musk compró Twitter, lo renombró como X y redujo la moderación de contenido, entre otros cambios. Esto llevó a algunos investigadores a abandonar la plataforma. Desde entonces, según señalan, el contenido en X ha sido inundado de pornografía, spam, bots y publicaciones abusivas, mientras que las medidas de protección de la comunidad se han reducido.

Bluesky, en cambio, ofrece herramientas como bloqueo, silenciamiento y filtros, lo que permite a los usuarios personalizar el contenido que ven. Además, está construido sobre una red abierta, lo que permite a los investigadores y desarrolladores acceder a los datos, algo que X ahora cobra a precios elevados.

También han surgido varias plataformas de medios sociales similares, como Mastodon y Threads, pero no han tenido la misma aceptación entre los académicos que Bluesky.

Migración masiva

En Bluesky, los usuarios navegan por feeds o líneas de tiempo temáticas. Pueden seguir, fijar o compartir contenido en estas. Uno de los más populares es el feed de Science, donde científicos y divulgadores comparten contenido. Según su administrador, este feed tiene más de 15.000 “me gusta” y recibe 400.000 visitas diarias. Actualmente, cuenta con 3.600 contribuyentes, incluidos ecólogos, zoólogos y físicos cuánticos, y ese número sigue creciendo.

Para participar, los usuarios deben demostrar sus credenciales de investigación a un moderador, que suele ser un científico. El canal ha notado un aumento en las solicitudes de colaboración, pasando de una por semana a media docena al día.

Un espacio seguro

Muchos investigadores se han mudado a Bluesky para recuperar el control sobre lo que aparece en sus líneas de tiempo. La plataforma permite filtrar contenido como desnudos, spam o frases específicas, y cuenta con una función llamada “bloqueo nuclear” que evita cualquier interacción con cuentas bloqueadas. También es posible suscribirse a listas colaborativas de cuentas ofensivas para que su contenido no aparezca en la línea de tiempo.

¿Los mismos problemas?

Sin embargo, algunos temen que Bluesky enfrente los mismos problemas que X a medida que crece. En esta red, como en otras, existe el riesgo de que actores malintencionados, bots y spam publiquen. Mientras tanto, muchos científicos  mantienen sus cuentas en X para evitar que otros las usurpen. Otros han cerrado sus perfiles.