¿No puedes viajar en Semana Santa? Si vives cerca de una de las seis ciudades más grandes de España, sus jardines botánicos te esperan
Si los planes para las vacaciones de Semana Santa se han truncado por las restricciones de movilidad debidas a la pandemia, siempre puedes aprovechar el buen tiempo y redescubrir el jardín botánico de tu ciudad.
Los jardines botánicos suelen ser, injustamente, los grandes olvidados de las visitas turísticas, especialmente cuando en la ciudad hay grandes atracciones que compiten con ellos. Sin embargo, todos ofrecen la oportunidad de acercarnos al fascinante mundo de las plantas y, especialmente en primavera, de las flores.
Estos son los jardines botánicos de las ciudades más grandes de España que no te puedes perder.
Real Jardín Botánico de Madrid
El Real Jardín Botánico de Madrid ocupa ocho hectáreas en pleno centro de la ciudad, puerta con puerta con el museo del Prado. Fue el rey Carlos III quien en 1774 trasladó el jardín botánico original fundado veinte años antes por Fernando VI, que estaba cerca de lo que hoy se llama Puerta de Hierro. Las terrazas escalonadas, diseñadas por Francesco Sabatini y Juan de Villanueva, siguen el método de Linneo con la misión de, no solo exponer plantas, sino también enseñar botánica.
Aunque el jardín siempre merece por sí mismo una visita, esta Semana Santa hay programados dos talleres sobre los bosques en los que pueden participar niños entre 4 y 11 años de edad acompañados por al menos un adulto. Además de aprender a valorar la importancia de los bosques, en estos talleres se descubrirán los distintos bosques del mundo con los cinco sentidos: el bosque mediterráneo, los bosques de coníferas y los bosques tropicales, entre otros.
El terrado vivo del Jardin Botanic de Barcelona
El tejado del Museu de Ciències Naturals de Barcelona no es uno cualquiera. Se trata de un terrado vivo, recubierto de plantas, que se puede (y se debe) visitar. Las llamadas cubiertas verdes tienen muchas ventajas: aumentan la cobertura vegetal, aislan del calor, dan lugar a nuevos hábitats para la fauna, y proporcionan un sitio agradable donde pasear alejados del bullicio de la calle.
El Terrado vivo del museo barcelonés tiene un total de los 7.100 m2, y las plantas que lo pueblan se han elegido teniendo en cuenta que hay una limitación de peso, el mar está cerca y a menudo sopla el viento. Esto quiere decir que los árboles no estarían a gusto aquí, y el terrado reúne plantas herbáceas mediterráneos anuales, que sobreviven secas al calor del verano en forma de semillas o bulbos bajo tierra. Además contiene varias balsas de agua dulce con su propia fauna y flora autóctonas.
Jardín Botánico de la Universidad de Valencia
Situado en pleno centro histórico de la capital del Turia, el Jardín Botánico de la Universidad de Valencia es un museo vivo, abierto al público y organizado para que la visita sea siempre educativa. La tradición de los jardines botánicos en Valencia se remonta al siglo XVI, cuando la Universitat creó un huerto de plantas para la enseñanza de la medicina. El jardín tiene una extensión de cuatro hectáreas, y paseando por él se pueden recorrer los diferentes continentes a través de sus plantas, pero sin olvidar las plantas locales, que incluyen especies raras, endémicas o amenazadas de la flora mediterránea.
El Botánico valenciano contiene más de 4.500 especies diferentes, ordenadas en 27 colecciones y clasificadas según cuatro criterios: que sean útiles para el ser humano, que nos permitan entender la evolución de las plantas y su clasificación, que muestren adaptaciones especiales a su entorno, o por su distribución geográfica. Cuatro visitas en un solo jardín.
Además el jardín contiene el Banco de Germoplasma, una colección de semillas y esporas vivas para preservar su viabilidad en el (incierto) futuro, y un herbario que se puede consultar previa solicitud.
Jardín Botánico del Arboreto de Sevilla
En Castilleja de la Cuesta, muy cerca de Sevilla, se encuentra el jardín botánico El Arboreto. Llamado así por ocupar el Cerro del Carambolo, donde la Empresa Metropolitana de Abastecimiento y Saneamiento de Aguas de Sevilla decidió proteger el depósito de agua potable cercano estabilizando este terreno con plantas.
Al contrario que otros jardines botánicos, el Arboreto se poda poco. Esto hace que los árboles y arbustos se desarrollen libremente como harían en su medio natural. Con una superficie de casi cuatro hectáreas, contiene más de 500 especies de 119 familias botánicas. Como el jardín se encuentra en un cerro, ofrece unas magníficas vistas de Sevilla desde lo alto.
Jardín Botánico Javier Winthuysen de Zaragoza
El Jardín Botánico de Zaragoza o Jardín Botánico Javier Winthuysen está dentro del Parque Grande José Antonio Labordeta de la ciudad, y se remonta a 1796, cuando la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, formada por personajes de la Ilustración local, decidieron emprender la siembra y plantación del Jardín Botánico, con plantas tanto aragonesas como procedentes de Valencia, Sevilla, Madrid, Barcelona, París y América.
Hace un siglo la principal función del jardín era hacer pruebas de aclimatación de las especies que luego se plantarían en las plazas y calles zaragozanas. En 1924 llegó a la ciudad el pintor y paisajista Javier Winthuysen, que emprendió una remodelación del jardín y el parque que lo rodea, lo que le hizo merecedor de que ahora lleve su nombre. Desde la Expo del 2008 que tuvo el lema de «Agua y Desarrollo Sostenible», se mejoraron las instalaciones y se puede hacer un interesante recorrido de las plantas en función de su relación con el agua.
La Hacienda de La Concepción de Málaga
A unos pocos kilómetros norte de Málaga se encuentra la hacienda de La Concepción, que surge de la unión de varias fincas vecinas a las orillas del río Guadalmedina por los marqueses de Casa Loring. Al principio estaba dedicada a los cultivos de cereales, olivos, almendros, vides y, sobre todo, cítricos, pero los marqueses tuvieron la feliz idea de convertirlo en un jardín botánico, inspirados por los que visitaron durante su viaje de novios.
El museo cuenta con especies exóticas aclimatadas, pero además está en un enclave con numerosos restos arqueológicos, entre los que se encuentra la Lex Flavia Malacitana, una placa de bronce con las leyes romanas que regían Málaga en el año ochenta, que hoy está en el Museo Arqueológico Nacional. En 1990 la finca pasó al Ayuntamiento de Málaga y cuatro años más tarde se abrió al público. El jardín de 3,5 hectáreas se encuentra en la ladera de una pequeña montaña y pasear por él es un deleite: cascadas, arroyos, fuentes, escalinatas, invernaderos, grandes árboles y una de las mejores colecciones de palmeras de Europa. En el mes de abril florecen las glicinas dando un toque rosado al paisaje, y hay visitas nocturnas.
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