En el periodo de máximo esplendor de Mileto, en el siglo VI a.e.c., un filósofo y matemático llamado Tales tuvo una idea revolucionaria
Hace más de 2.600 años, en una próspera ciudad llamada Mileto, un filósofo griego llamado Tales propuso unas ideas revolucionarias para la época. Los fenómenos de la naturaleza no obedecían al capricho de los dioses y otras fuerzas sobrenaturales. Por el contrario, tenían una explicación, bueno, natural.
Esto no era tan evidente en el mundo antiguo, donde la religión y la superstición formaban la base de la vida cotidiana. Sabemos que los sumerios y egipcios sabían matemáticas porque necesariamente las tenían que conocer para su arquitectura y obras públicas, pero pocos restos nos quedan de aquel saber. Sin embargo, un imperio en alza, el de los griegos, importó las matemáticas y las elevó a un nivel que nunca antes habían alcanzado.
Armados con esta tecnología, era posible, por ejemplo, calcular la altura de una torre o una pirámide midiendo su sombra, o calcular la distancia de un barco desde la costa. Todo se basaba en triángulos, y en Mileto había alguien que conocía los triángulos mejor que nadie.
Tales de Mileto, que vivió aproximadamente entre 624/623 y 548/545 a.e.c., fue matemático, astrónomo y se considera el padre de la filosofía natural, que es lo que hoy conocemos como ciencia. Fue el fundador de la Escuela Jónica y su hipótesis era que el principio originario de la naturaleza era una única sustancia material: el agua.
En aquella época, Mileto estaba considerada como una de las mayores y más ricas ciudades estado griegas. en la desembocadura del río Maeander, en la antigua Jonia. Mileto había conquistado un imperio marítimo con muchas colonias, pero se enfrentaba a la poderosa Lidia en su región y al tirano Polícrates de su vecina al oeste, la isla de Samos.
El poder y esplendor de Mileto favoreció, como suele ocurrir, el avance del saber. Conocemos a Tales por sus dos teoremas, especialmente el primero, que explicado rápidamente nos dice que si cortamos dos líneas que se cruzan con líneas paralelas, los triángulos que se forman son semejantes, es decir, tienen los mismos ángulos. Esto es lo que permite calcular alturas y distancias.
Como astrónomo, Tales predijo el eclipse solar del 28 de mayo de 585 a.e.c. También debemos a Tales la estrella Polar: describió la posición de la Osa Menor, y pensó que esta constelación podría ser útil como guía para la navegación. Además de sabio, era astuto. Aristóteles cuenta que Tales compró con mucha antelación prensas para extraer aceite de oliva fuera de temporada, a un precio bajo, anticipando que la cosecha de aceitunas iba a ser especialmente buena. Cuando llegó la cosecha, alquiló las prensas a un precio elevado. Esta sería la primera de la que tenemos noticias de la utilización de los futuros en un mercado.
No conservamos ningún escrito de Tales, y todo lo conocemos por sus sucesores, Anaximandro, Anaxímenes, y más tarde Aristóteles, que consideraba a Tales como el fundador de la filosofía. Alrededor de la fecha de la muerte de Tales, Mileto había caído bajo el dominio del imperio Persa del emperador Ciro. En los siglos que siguieron la ciudad volvió a manos griegas, después persas, egipcias, romanas, bizantinas y finalmente, Turquía.
Las ruinas de Mileto se pueden visitar cerca de la moderna localidad de Balat, en la provincia de Aydın, en la actual Turquía. Los restos de impresionantes edificios, mezcla de helenísticos y romanos. Se conservan varios tempos, cuatro palacios, un Teatro, un estadio y una academia y dos mercados. También hay restos del puerto y el senado, así como los restos del ágora, la plaza pública rodeada por stoas, pasillos porticados que creaban una atmósfera agradable, protegida y acogedora en la que encontrarse. Algo que las nuevas plazas de ciudades como Madrid deberían ofrecer y no ofrecen. El mejor ejemplo de esta construcción es la stoa jónica (en la foto), con treinta y cinco columnas de estilo jónico que conducía a las termas.
No todo Mileto está en Turquía. Durante las primeras excavaciones del siglo XIX, los arqueólogos descubrieron las ruinas derruidas de la puerta del mercado de Mileto. La puerta fue transportado pieza a pieza a Alemania y actualmente se expone en el Museo de Pérgamo de Berlín.
Sección Viajes de Ciencia de Quo patrocinada por Hyundai
Foto: Hamed Kholdi