Un osario es un sitio donde se guardan huesos humanos, pero hay algunos lugares del mundo donde esto se ha llevado al extremo, y los puedes visitar
Tenemos constancia de ritos funerarios humanos desde antes de los neandertales. Aunque la tierra parece el sitio más natural para que descansen los muertos, esto no ha sido siempre así. En ocasiones los huesos, la parte que perdura cuando el resto del cadáver se ha descompuesto, han recibido un tratamiento especial.
Un osario puede ser una caja, un cofre, un edificio, un pozo o una torre donde se guardan los huesos. En la antigua Persia, la tradición zoroastriana creía que los restos humanos eran impuros y contaminaban el suelo, por lo que construían las llamadas astodan, dakhma o Torres del Silencio. Los cadáveres se dejaban en lo alto de la torre para que las aves carroñeras y otros animales consumieran la carne y dejaran los huesos, que luego se amontonaban en el fondo de la torre.
El primer documento que menciona estas torres es la Historia de Heródoto de mediados del siglo V a.e.c., pero hay restos mucho más antiguos. En 2010, se descubrieron siete torres del silencio y varios osarios que en un yacimiento de 5.000 años de antigüedad cerca de la ciudad de Mohr, en el extremo sur de la provincia de Fars en el actual Irán.
Los osarios se utilizaban en la antigüedad cuando había poco espacio para enterramientos. El procedimiento era enterrar el cuerpo en una tumba temporal y, al cabo de unos años, se extraen los restos óseos y se colocan en otro lugar, amontonando los huesos y optimizando el espacio. Esto ha dado origen a alguno de los lugares más curiosos y macabros del mundo.
Osario de Sedlec, República Checa
El osario de Sedlec es una capilla católica situada bajo la iglesia del cementerio de Todos los Santos, una parte de la antigua abadía de Sedlec. Se calcula que contiene los esqueletos de entre 40.000 y 70.000 personas. Los huesos no están amontonados, sino que están dispuestos artísticamente formando adornos y el mobiliario de la capilla. Es una de las mayores atracciones turísticas de la República Checa, la visitan más de 200.000 personas al año. La araña de huesos, una enorme lámpara que cuelga del techo, es especialmente sobrecogedora.
Capilla de las calaveras de Czermna, Polonia
La capilla fue construida en 1776 por el párroco local Václav Tomášek. Es la fosa común de las personas que murieron durante la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), las tres Guerras de Silesia (1740-1763), y los muertos a causa de las sucesivas epidemias de cólera, peste, sífilis y hambrunas. Entonces la capilla estaba en la frontera con condado prusiano de Glatz. Los miles de cráneos y otros huesos adornan las paredes interiores, el suelo, el techo y los cimientos. Es el único monumento de este tipo en Polonia, y uno de los seis que existen en Europa.
Osario de Wamba, Valladolid, España
La ciudad de Wamba tiene el curiosos título de ser la única en España cuyo nombre contiene la letra w, y se llama así en honor al rey godo Wamba, que se coronó en este lugar en el año 672. En la iglesia románica de Santa Maria, que data del siglo XII, aunque tiene un cabecero mozárabe del siglo X, se encuentra el famoso osario. Aquí se conservan las calaveras de más de 3.000 monjes, depositadas durante más de cinco siglos, entre el XIII y el XVIII. En una de sus paredes se puede leer esta inscripción:
“Como te ves, yo me ví. Como me ves, te verás. Todo acaba en esto aquí. Piénsalo y no pecarás”.
Osario de Santa Maria della Concezione dei Cappuccini, Roma, Italia
El papa Urbano VIII encargó la construcción de esta iglesia en la Vía Veneto de Roma ya que su hermano, Antonio Barberini, era un fraile capuchino. En la cripta bajo la iglesia se encuentra el osario donde se almacenaron en 1631 los restos procedentes de más de 4.000 de exhumaciones de frailes capuchinos procedentes del convento de Via dei Lucchesi. Los cráneos y otros huesos se añadieron entre 1500 y 1870, época en la que la Iglesia Católica Romana permitió el entierro dentro y debajo de las iglesias.
Catacumbas de París
Estos osarios subterráneos bajo las calles de París albergan los restos de más de seis millones de personas. Ocupan una parte de una red de túneles que se construyó en su origen para consolidar las antiguas canteras de piedra de la ciudad. París ha sido una ciudad populosa desde la antigüedad, y en el siglo XVIII sus cementerios y osarios estaban al límite. Los trabajos se iniciaron poco después de que una serie de derrumbes en el cementerio de San Inocencio en 1774. A partí de 1786, procesiones nocturnas de carros cubiertos trasladaron los restos de la mayoría de los cementerios de París a lo que entonces era un pozo minero cerca de la calle de la Tombe-Issoire.
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