Las auroras polares son uno de los espectáculos más impresionantes de la naturaleza, y a veces llegan a acercarse a tu país más de lo que crees
Las auroras se llaman también Luces del Norte, si estás en ese hemisferio, y son un buen motivo para viajar a los países que están más cerca del polo. Durante la noche, luces brillantes de un color verdoso atraviesan el cielo formando cortinas, rayos, espirales o destellos, que cubren toda la bóveda celeste. Sin embargo, mucha gente nunca has tenido la oportunidad de verlas, porque este fenómeno solo se produce cerca de los casquetes polares del planeta.
Los primeros esquimales e indios creían en diferentes leyendas sobre la aurora boreal, como que eran las almas de los animales que bailaban en el cielo o las almas de los enemigos caídos que intentaban resucitar. En realidad, el motivo por el que hay auroras polares es, simplemente, que la Tierra es un gigantesco imán.
El núcleo de la tierra está compuesto de hierro y níquel, y rodeado de una capa fundida, lo que hace que gire en el interior del planeta, produciendo un campo magnético entre los polos. Aunque no lo creas, este campo magnético es el que permite que exista la vida tal y como la conocemos.
El campo magnético de la Tierra bloquea los efectos de la radiación cósmica y el viento solar, el flujo de partículas cargadas que nos llegan del Sol, que de otro modo nos aniquilarían. Cuando estas partículas se encuentran con el campo magnético de la tierra, los gases de la atmósfera se ionizan, se excitan eléctricamente, y comienzan a emitir luz. En cierto modo, las auroras polares deberían llenarnos de alegría, porque nos muestran de forma visible como el planeta nos está protegiendo de la radiación que nos llega del espacio.
El viaje a la caza de auroras
La mayor parte de las auroras polares ocurren en una banda conocida como la «zona auroral», que se encuentra en una latitud de entre 10 y 20° medida desde los polos de la tierra. Esto quiere decir que la aurora boreal es visible cerca del círculo polar ártico en países como Alaska, Canadá, Islandia, Groenlandia, Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia. En el caso del hemisferio sur, la aurora austral es visible desde la Antártida, el sur de Chile y Argentina, Sudáfrica, Nueva Zelanda y Australia.
Sin embargo, durante las llamadas tormentas geomagnéticas, producidas por tormentas o erupciones solares, las auroras polares pueden llegar a latitudes más bajas. En este mapa se pueden ver las líneas que delimitan el alcance de las auroras boreales en distintas partes del mundo.
Una de las mejores formas de contemplar las auroras polares es desde el espacio, algo que de momento solo está al alcance de unas pocas personas, aunque puede que en los próximos años se convierta en algo más accesible. Mientras tanto podemos deleitarnos con las imágenes que nos manda la Estacion Espacial internacional (IIS) de una aurora boreal.
Vistas desde un satélite, las auroras polares forman una especie de óvalo de luz alrededor del polo, que fluctúa en amplitud y forma. El mejor sitio para contemplar una aurora polar, por tanto, no es el que está situado directamente bajo este anillo de luz, sino aquellos lugares que se encuentran más alejados, y que permiten contemplar como la aurora se extiende por el horizonte.
En los casos de mayor actividad solar, se podrían llegar a ver auroras boreales en los estados del norte de Estados Unidos, en el Reino Unido y en Irlanda, y en el norte de Alemania y Polonia, donde habitualmente no alcanzan. Las tormentas Geomagnéticas también están asociadas a los ciclos de las manchas solares, que se repiten aproximadamente cada 11 años.
El siguiente ciclo solar está previsto para julio de 2025, y será la siguiente ocasión para ver auroras polares en todo su esplendor. Mientras tanto, siempre podemos aprovechar nuestro siguiente viaje al norte o al sur del planeta para contemplar en directo la batalla entre la tierra y el sol.
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