En una gran llanura o pradera el terreno es plano y puedes ver muy lejos. Pero ¿cómo de lejos es posible alcanzar? La física nos ayuda a entender cómo ver más allá del horizonte.
Si has hecho un viaje en coche por una de esas carreteras muy largas, habrás notado que hay un límite en lo lejos que puedes ver el horizonte. En un día claro, en un terreno llano, se puede ver hasta unos cinco kilómetros de distancia al horizonte, debido a la curvatura de la Tierra (lo sentimos, terraplanistas, pero es así).
Si quieres ver más lejos aún, la solución es evidente: tiene que haber una diferencia de altura. Esto es lo que ocurre cuando subimos a un edificio alto, o en el horizonte hay montañas elevadas o rascacielos. Son visibles desde una distancia mucho mayor.
Podemos usar un simple cálculo para saber que si nos subimos a una torre de 100 metros de altura, podríamos ver casi a 38 kilómetros de distancia. La misma distancia a la que podríamos ver la torre a lo lejos si estamos en el suelo.
Cuanto más nos elevemos, más a lo lejos alcanzará nuestra vista. ¿A qué distancia veríamos el horizonte desde el monte Everest, a una altura de 8.848 metros? La respuesta es 336 kilómetros, o el equivalente a ver la ciudad de Valencia desde Madrid.
Sin embargo, ese no es el límite. Hablemos de difracción de la luz.
Las imágenes que dan la vuelta a la Tierra
La refracción de la luz es el fenómeno que observamos cuando introducimos una pajita en un vaso de agua y parece estar doblada. Esto ocurre porque la velocidad de la luz en el aire y en el agua es distinta. La velocidad de la luz en el aire también cambia con la temperatura y la densidad. La presión atmosférica es menor en altura y mayor cerca del suelo, así que los rayos de luz se refractan, doblándose hacia la superficie terrestre cuando recorren largas distancias a través de la atmósfera.
Este efecto hace que las posiciones aparentes de las estrellas cambien cuando están cerca del horizonte, y también hace que el sol sea visible antes de que se eleve geométricamente sobre el horizonte al amanecer. También es el responsable de los espejismos del desierto, en los que se pueden ver en el horizonte imágenes de lugares que están más allá de la línea de visión.
De los Pirineos a los Alpes
Este es el secreto para ver más lejos del horizonte. También tienen que darse las condiciones adecuadas (ausencia de nubes y contaminación, y estabilidad atmosférica), pero cuando ocurre, podemos observar cosas como esta:
La fotografía muestra en el horizonte el Pic Gaspard, en los Alpes franceses. Pero lo asombroso es que la fotografía fue tomada desde el Pic de Finestrelles, en el Pirineo catalán, a 443 kilómetros de distancia. Es la línea de visión más larga de la Tierra jamás fotografiada, y así consta en el libro Guiness de los récords.
La foto la tomó el 13 de julio de 2016 Mark Bret Gumá, y es un testimonio tanto de la habilidad de Gumá como fotógrafo como de su perseverancia esperando el momento en que las condiciones fueron ideales para tomarla. He aquí una simulación de la distancia que habría que recorrer entre los dos lugares:
Aunque esta es la linea de visión más larga fotografiada, podría superarse. Analizando con ordenador la topografía del planeta, se dedica que la línea de visión desde el monte Dankova, en Kirguistán, hasta el Hindu Tagh, en China, es la más larga de la Tierra, con una distancia total de 538 km. Sin embargo, estas vistas tan remotas nunca se han fotografiado hasta la fecha.
Sección Viajes de Ciencia de Quo patrocinada por Hyundai