Gracias a la conservación en ámbar de algunos insectos de la época del Cretácico, podemos observar de qué color eran en realidad hace 99 millones de años
Cuando se descubren fósiles es muy difícil que también se conserve el verdadero color del animal. En la mayoría de las recreaciones de animales a partir de fósiles encontrados, el color que se les da proviene de la imaginación de quien los dibuja.
Sin embargo, los investigadores de la Academia de Ciencias de China han encontrado fósiles de insectos conservados en ámbar que mantenían por completo su color original. Los científicos del Instituto de Geología y Paleontología de Nanjing encontraron varios insectos preservados en ámbar en una mina al norte de Myanmar. Entre ellos se encuentran una mosca, una avispa y un escarabajo que datan de hace 99 millones de años, durante el período Cretácico. Estos insectos convivieron junto a los dinosaurios y gracias al descubrimiento de su color real podemos saber más acerca del ecosistema en el que vivían y su comportamiento.
Entre los insectos hallados se encuentran avispas cuco de colores verde y azul metálico (muy similares a las de hoy en día), escarabajos azules y púrpura y una mosca de color verde oscuro. Según afirma Huang Diying, coautor del estudio, «hemos visto miles de fósiles en ámbar, pero la preservación del color en estos especímenes es extraordinaria».
El color de los fósiles preservados en ámbar no siempre se conserva, ya que depende del tipo de ámbar. A veces el ámbar altera el color original y no se puede saber cómo era en realidad. Para comprobar si el color que observaban era el original, los investigadores cortaron parte del exoesqueleto y de la cutícula de dos de las avispas. Normalmente, los fósiles que no conservan su color original tienen las estructuras cuticulares muy dañadas, dandole a los restos un color entre marrón y negro. Pero una vez que los investigadores analizaron las muestras al microscopio, comprobaron que su exoesqueleto estaba bien conservado, lo que indica que su color también lo está.
A pesar de su fama, encontrar un fósil en ámbar no es nada usual para los paleontólogos. En este caso, el ámbar proviene de la resina producida por coníferas de las selvas tropicales, en concreto el llamado «ámbar birmano», situado en el estado de Kachin (Myanmar). El ámbar es un recurso muy lucrativo y que alimenta muchos conflictos en la zona.
REFERENCIAS
Structural colours in diverse Mesozoic insects
Abeja con polen y parásitos atrapada en ámbar de hace 100 millones de años