Las pastillas tranquilizantes a las que es tan aficionada la protagonista de la serie de Netflix ‘Gambito de dama’ no son reales, pero corresponden a medicamentos con efectos bien conocidos
Los prodigios del ajedrez no han tenido históricamente una vida fácil. Paul Morphy, considerado como el primer campeón mundial no oficial en el siglo XIX se volvió loco y pasó los últimos diez años de su vida convertido en un mendigo y hablando consigo mismo. El primer campeón aficial, Willhelm Steinitz murió en un manicomio, acabado e infestado de pulgas.
La serie ‘Gambito de dama’ de Netflix dramatiza la vida (ficticia) de la jugadora de ajedrez Elizabeth Harmon (protagonizada por Anya Taylor-Joy) en los años 50 y 60 en Estados Unidos. Criada en un orfanato, la protagonista tiene un problema: es adicta a los tranquilizantes, que en la serie son unas pequeñas pastillas verdes.
Pero ¿las píldoras de ‘Gambito de dama’ son reales, o un invento de la televisión? Sí y no. Las píldoras se llaman Xanzolam en la serie, un medicamento ficticio. Sin embargo tanto sus efectos como su uso están basado en las benzodiacepinas, medicamentos reales que se empezaron a usar precisamente en aquella época.
Las benzodiacepinas potencian el efecto del ácido gamma-aminobutírico (GABA), el principal neurotransmisor inhibitorio en el cerebro. Los efectos son sedantes, somníferos, ansiolíticos, anticonvulsivos y relajantes musculares. El famoso Valium, que se vende bajo este nombre desde 1963, es una benzodiacepina.
Pero las benzodiacepinas no están exentas de riesgos. Durante un par de semanas los efectos secundarios son pocos, pero si se toma de forma prolongada producen tolerancia y adicción. En dosis altas pueden causar amnesia anterógrada (olvidar acontecimientos recientes) y disociación. También están asociadas a un mayor riesgo de suicidio.
A la protagonista le dan estas pastillas desde niña en el orfanato para «equilibrar» su estado de ánimo, y lo que consigue con ellas es un estado alterado de conciencia en el que tiene alucinaciones con las piezas del tablero de ajedrez en el techo de su dormitorio, trazando movimientos en su cabeza durante toda la noche.
Esta parte de la historia también tiene algo de cierto. Una investigación de BuzzFeed en 2018 sobre el sistema de orfanatos católicos en EEUU en el siglo XX encontró pruebas y relatos de monjas convertidas en enfermeras que administraban sedantes intravenosos a los huérfanos para tenerlos bajo control.
Tras su descubrimiento, durante los años 50, los médicos recetaban benzodiacepinas con alegría, ya que se consideraban una alternativa segura a los barbitúricos. Se convirtieron en la droga habitual de las amas de casa con vidas aburridas en los suburbios de las ciudades de EEUU, hasta el punto en que los médicos las llamaban «El pequeño ayudante de la madre».
Sin embargo, el abuso de estos tranquilizantes llevó a controles más estrictos en la década de los 60, algo que en la serie también coincide con que el personaje de Beth encuentra cada vez más difícil conseguirlas en su adolescencia. No fue hasta los años 80 cuando los científicos identificaron públicamente las cualidades adictivas de esas drogas, así como los efectos secundarios, por ejemplo la euforia, que contribuyeron a un aumento del abuso con fines recreativos.
A medida que Beth, la protagonista de ‘Gambito de dama’ adquiere reconocimiento y fama, derrotando constantemente a sus oponentes, en su mayoría hombres, su carrera se ve lastrada por las pildoras verdes. Pero no hagamos espoilers innecesarios.
Foto: Netflix