Una terrorífica máscara con forma de pico de ave formó parte del uniforme de los médicos que trataban a los enfermos de peste negra en Europa. ¿Servía para protegerles?
La máscara del médico de la peste tenía un pico con forma de pájaro relleno de plantas aromáticas, para que camuflaran el nauseabundo olor de la siembra de muertos que asoló Europa. Además, dos orificios cubiertos por vidrios que bien podrían parecer las gafas de una peli de Tarantino. El resultado era una máscara que daba a quien la llevaba un aspecto aterrador. Cuando el médico de la peste llegaba a una casa, lejos de pensar que venía a curar al enfermo, vecinos y familia daban por hecho que le estaba visitando la muerte. Pero, ese extravagante pico, ¿protegía a los médicos del contagio?
La peste negra mataba a entre el 40-90% de las personas infectadas. La pandemia se llevó por delante al 30% de la población eropea, con el cuerpo reventado de pústulas de sangre y hemorragias cutáneas o ‘bubas’ (tumores) de color negro azulado que dieron nombre a la enfermedad, la peste negra.
En los siglos XVII y XVIII, nadie sabía qué estaba matándoles con tanta saña. Por entonces, la ciencia aún no había puesto límite a las bacterias, y no existían los antibióticos, así que una especie de intuición les decía que el mal se transmitía si estabas en contacto con el enfermo. Para ellos, la causa de la muerte eran “las miasmas”, algo que tenía que ver con los malos olores con los que convivían.
Esa fue la razón por la que el médico francés Charles De Lorme, que se ocupaba de Luis XIII, pensó en un traje que protegiera a aquellos que se acercaban a las pústulas de los moribundos. Aquel traje protector del S.XVI incluía sombrero, guantes y un abrigo largo encerado, y todo confeccionado con cuero de cabra. Además, llevaban una vara con la que poder tocar a los enfermos sin acercarse, y la extravagante máscara de pico de ave.
En Italia el «médico de la peste» se convirtió en un personaje básico de la commedia dell’arte y en la actualidad es un icono del horror que aún desfila con éxito en los carnavales de Venecia.
El pico de la máscara medía 15 centímetros y la punta se rellenaba de plantas aromáticas. A veces elaboraban una mezcla de hierbas y otros componentes como carne de víbora machacada. Entre las hierbas más utilizadas estaba la menta, el láudano y la mirra. En aquel momento pensaban que los perfumes podían evitar el contagio de la enfermedad. El pico tenía dos orificios por donde era posible inhalar y exhalar el aire para respirar.
Actualmente sabemos que la causa de la Peste Bubónica es el bacilo yersinia pestis, transmitido por las pulgas de las ratas y también de roedores salvajes, como marmotas y ardillas. Los mongoles, que viajaban desde las estepas al Mar Negro, se vestían con las pieles de estos animales sin curtirlas, lo que permitía la supervivencia del bacilo. Ataviados así, viajaron literalmente vestidos de pulgas hasta el Mar Negro, Constantinopla, Asia Menor, África y por el Mediterráneo, hasta Europa. Así que los grandes viajes mongoles trajeron con su comercio una enfermedad de pesadilla.
La yersinia pestis, se puede transmitir de animales a humanos y a través de las mordeduras de pulga, el contacto con fluidos o tejidos contaminados y la inhalación de gotitas infecciosas procedentes de la tos o los estornudos de las personas en el caso de la peste neumónica.
¿Protegía a los médicos la máscara de pico de ave?
Según recogen en un estudio sobre los Médicos de la Plaga, hubo un sacerdote que documentó que aquellos que trabajaban en las casas con la máscara protectora no se infectaron. Específicamente, señaló que su ropa evitaba que las pulgas saltaran a su piel. Los trajes pudieron ser efectivos, pero por razones distintas de la «prevención del mal olor». Dado que todos los médicos estaban cubiertos, las pulgas portadoras de la plaga tenían pocas oportunidades de infectarlos.