BMW ha desarrollado un sistema que permite modificar el color del coche a tu antojo

Elegir el color del coche va a dejar de ser un problema si se lleva a la producción una idea desarrollada por BMW. Basta presionar un botón para que la carrocería pase de blanco a negro. De momento, esta tecnología está en su fase experimental, pero, además de ser capaz de cambiar de color rápidamente, también permite crear efectos visuales sobre la chapa del coche.

El principio en el que se basa no es utilizar una pintura tradicional como tal, sino un compuesto parecido al que emplean los libros electrónicos. Basa su particularidad en que contiene una serie de microcápsulas blancas y negras. Las primeras con carga negativa y las segundas con positiva. Unas u otras se activan en función del estímulo eléctrico que reciban.  Basta aplicar una fina capa de esta tinta electrónica sobre la carrocería, de apenas el grosor de un cabello, para que el coche cambie de un color a otro. De momento, el diseño de esta idea, mostrada sobre un BMW iX, rinde culto al inicio del op-art con sus estéticas blancas y negras, aunque la marca ya ha dicho que tienen en estudio más colores.

 

La firma ya ha anunciado que este desarrollo es aún muy incipiente, pero abre la puerta a un mundo de posibilidades en el que podremos conjugar el color de nuestro coche con el de la vestimenta o las gafas de sol. Pero mientras eso llega, los conductores ya soñamos con poder llevar un vehículo blanco en verano y otro negro en invierno para minimizar los rigores climáticos.

Barniz autorreparador

No es la primera vez que la pintura de los coches son objeto de estudio por parte de las marcas. Nissan ya presentó hace casi una década un barniz protector que, aplicado sobre la carrocería, era capaz de reparar pequeños roces. El secreto estaba en la resistencia y elasticidad que tenía uno de los ingredientes de este barniz: el poli-rotaxano. En caso de un arañazo, la supramolécula del este compuesto ocupaba el surco producido.

¿Por qué se pintan los coches?

La aplicación de barnices por encima de la pintura surgió en los años 80 con la aparición de las carrocerías metalizadas. Eran superefectistas y le daban al coche un aspecto muy de futuro. Enseguida triunfaron, pero casi a la que vez que su éxito llegaron los problemas porque se oxidaban. La solución fue la creación del sistema bicapa, es decir, una primera mano de pintura de color y partículas de aluminio que daban ese toque efectista; encima de ella, un barniz transparente.

Hoy el proceso se ha sofisticado aún más porque bajo la capa de pintura y la de barniz se ha añadido una más anticorrosiva cuya misión es la de prevenir la oxidación de la carrocería… porque al fin y al cabo, el propósito inicial de la pintura es proteger a los vehículos de la corrosión. Y eso, en el sistema que ahora presenta BMW, está todavía por demostrar. Quizá el truco sea añadir una capa más a las dos ya existentes.