Domenico Bagnasco, Stefano Cereda y Luigi Domenichelli son los responsables técnicos del Alfa Romeo Milano
El Politécnico de Turín es la primera escuela de ingeniería de Italia y a la que acuden muchachos de todo el mundo para tratar de especializarse en áreas técnicas. Allí destacó Domenico Bagnasco, un joven arraigado en el Piamonte que desde que pequeño mostró su inclinación por el mundo del automóvil. Hoy, se responsabiliza de la dinámica del Alfa Romeo Milano, el primer eléctrico de la marca y la gran apuesta del fabricante junto con el Alfa Romeo Tonale que se lanzó en hace un par de años.
Bagnasco terminó sus estudios como experto en sacar el máximo potencial deportivo de un vehículo. Alfa Romeo le localizó y le siguió la pista. En 2006 ya estaba trabajando para la marca y haciéndose cargo del desarrollo del Alfa Romeo 8C Competizione y del Alfa Romeo 8C Spider. También tuvo un papel relevante en la puesta en marcha del Alfa Romeo 4C, un deportivo biplaza que la marca comercializó entre 2013 y 2020, y del Giulia GTA. Todo ese bagaje es el que ha aprovechado ahora el Alfa Romeo Milano.
Una nueva leyenda
Porque el Alfa Romeo Milano está llamado a convertirse en un superventas. En primer lugar, porque se trata de un modelo que pertenece al segmento B-SUV, es decir, a un tipo de vehículos que ahora mismo están conquistando el mercado: son manejables, tienen la carrocería sobreelevada y ofrecen buena habitabilidad interior. La segunda razón que avala su previsible éxito se halla en que Alfa Romeo está decidida a mantener su pasado glorioso de coches aspiraciones y divertidos de conducir. Y la tercera, que la casa no había tenido nunca un coche 100% eléctrico.
El Milano lo es por obra y gracia de Stefano Cereda, jefe de ingenieros del equipo que ha hecho posible el Alfa Romeo Milano y quien dio el visto bueno al motor híbrido enchufable del Tonale. La casa confía en él y él en la casa.
Un pacto de fidelidad
La relación entre ambos empezó hace 20 años, pero se consolidó cuando Cereda tomó una gran responsabilidad en una de las aventuras más ilusionantes del fabricante. El proyecto Giorgio surgió con el fin de desarrollar una plataforma modular de tracción trasera que permitiera la producción de vehículos deportivos de alto rendimiento y motor de combustión interna o híbrido enchufable. Era el año 2014 y la confidencialidad debía ser total. Cereda dio el nivel como confidente e ingeniero, y nacieron modelos de la talla del Giulia y el Stelvio. Pero la apuesta Giorgio tenía los días contados. La necesidad de desarrollar una estructura específica para vehículos eléctricos fue determinante en que la plataforma Giorgio diera paso a la denominada STLA (Software, Technology, Liberty, Adventure). Sobre ella se asienta el Milano que ahora se presenta en todos los mercados internacionales.
¿Un castillo o un circuito?
Balocco es una pequeña población de apenas 216 habitante en el Piamote italiano. En él destaca una iglesia románica del siglo XII y un impresionante castillo medieval del s. XIII que construyó la familia Balocco. Pero para el puñado de piamonteses que viven en esta aldea y que han visto desde hace siglos cómo la familia Balocco ejercía su influencia en el condado, el foco de atención ahora no está en su pasado histórico, sino en un circuito de pruebas en el que se ponen a punto los últimos modelos de Alfa Romeo y algunos otros del grupo automotriz Stellantis. Entre la villa y la pista de coches hay 2,9 km de distancia, pero galaxias de tecnología que tres hombres, Domenico Bagnasco, Stefano Cereda… y, sí, Luigi Domenichelli, un mago de la ingeniería capaz de hacer virguerías con las inferfaces hombre-máquina, exprimen casi con obsesión.
Estos tres grandes ingenieros han sometido al Alfa Romeo Milano a las más exigentes pruebas antes de dar su visto bueno
Ahí es donde estos tres grandes de la ingeniería y sus equipos han sometido a las más exigentes pruebas al Alfa Romeo Milano. En este trazado se pueden evaluar diferentes tipos de reacciones de un automóvil, desde su comportamiento a baja velocidad en varias clases de pavimento, hasta pruebas off-road, pasando por los tramos que permiten poner un coche a más de 300 km/h o los 21 km de curvas que ofrece.
Pero lo mejor del Alfa Romeo Milano no está solo en su mecánica, prestaciones o en las valores que arroja al superar las pruebas, sino en que ha sabido dar protagonismo a los verdaderos genios que hay detrás de un proyecto, a esos grandes del automóvil que siempre ha tenido la industria y a los que tan poco se reconoce. Enhorabuena Domenico, Stefano y Luigi.