Henrik Fisker soñó que algún día alcanzaría la perfección fabricando coches. Hoy, su gran proyecto, el Karma Revero, ve la luz, pero él ya no está en la compañía para disfrutar del éxito.

El karma es la energía derivada de los actos de un individuo durante su vida, que condiciona cada una de sus sucesivas reencarnaciones, hasta que alcanza la perfección. Esto es lo que guió a Henrik Fisker a fundar en 2007 la firma de automóviles Fisker Automotive. Su primer modelo, el Fisker Karma, se rebautizó más tarde como Fisker Revero. Hoy, este deportivo de lujo alcanza su tercera generación, pero Fisker ya no está en la empresa para disfrutar del éxito.

El Karma Revero que llegará a los mercados a finales de este año es un híbrido enchufable de que desarrolla 536 caballos. Se fabrica solo bajo pedido y hace el 0-100 en solo 4,5 segundos. Presume el Revero de carrocería de aluminio y composite, además de contar con los activos tecnológicos de Airbiquity, una empresa de software de Seattle (USA) participada por Toyota Motor Company y Denso.

Con una longitud de 5,05 metros, el Karma Revero aloja dos motores eléctricos en el eje trasero, mientras que en el delantero lleva uno de gasolina de 1.5 litros de tres cilindros desarrollado por BMW. Este propulsor es el encargado de suministrar la energía que necesita el motor eléctrico en cada momento, de modo que el coche siempre circula con electricidad. En total, es capaz de recorrer 580 km combinando las dos tecnologías y 130 kilómetros en modo eléctrico gracias a su batería de 28 kWh. A diferencia de otros fabricantes, que alojan la batería bajo el piso del coche, en Karma han preferido ocultarla bajo una especie de túnel central que corre entre las banquetas de los asientos delanteros y traseros. Quedan así las plazas completamente individualizadas aunque pueden resultar un poco agobiantes. Pero estas son las cosas de los deportivos.

El Fisker Revero es un híbrido enchufable de superlujo que desarrolla 536 caballos y hace el 0-100 en solo 3,9 segundos

Lujo superlativo en cualquier caso que culmina el sueño de Henrik Fisker, su fundador. Las dificultades de sobrevivir en un mercado cada vez más competitivo pusieron contra las cuerdas financieras a Fisker. La denuncia de Tesla por plagio no mejoró las cosas y aunque Elon Musk fue condenado a pagar 1,1 millones de dólares, Fisker y su sueño vivieron uno de sus peores momentos. Tanto, que un año después del affaire de Tesla, en 2009, Fisker tuvo que solicitar un préstamo de 528,7 millones de dólares al gobierno de Estados Unidos. Incapaz de hacer frente a los pagos, las autoridades americanas suspendieron su línea de crédito y en 2013, con los sueños rotos, Henrik Fisker abandonó su propia compañía tras declararse en bancarrota.

El momento oportuno

Los chinos de Wanxiang vieron enseguida la oportunidad y pujaron decididamente en la subasta de la empresa. 149,2 millones de dólares pagaron por su adquisición con la promesa de reflotarla. Y así lo han hecho tras un programa de ajustes que ha culminado hace un año con el nombramiento de Marques McCammon como CEO de la empresa.  Ahora, este ingeniero formado en Michigan que le confesó a su primer jefe en Chrysler que quería dirigir su propia marca, lanza la tercera generación del Karma Revero híbrido enchufable. Pero del objetivo de McCammon va más allá. En cartera tiene el Gyesera y el Kaveya, dos modelos 100% eléctricos de altas prestaciones con el que la compañía puede que alcance esa perfección que va asociada al karma. De momento, el Karma Revero, con un  precio aproximado de 145.000 euros, les abrirá el mercado.