Que no se muere. Los huracanes, las plagas, las sequías… pueden acabar con las hojas o agujas de los árboles de hoja perenne, o siempreverdes.
Pero la ausencia de “estructuras fotosintéticas” no los mata, ya que todas las especies tienen una reserva energética acumulada en sus raíces y tallos. Es muy habitual en los árboles de climas extremos (desiertos y estepas).
Redacción QUO