La verdad es que, hasta que se publicó un sorprendente estudio en el verano de 2008, se creía que los leves pitidos y zumbidos que emitían los colibrís procedían de su pico. Más bien se daba por supuesto por similitud lógica con las demás aves. Pero dos estudiantes de la Universidad de California en Berkeley estudiaron a la especie Calipte anna, muy habituales en el sur del estado y en Nuevo México.
Es durante la época de apareamiento cuando mayor despliegue de sonidos son capaces de realizar. Para lograr el pitido más habitual en el galanteo, los machos se dejan caer a unos 23 metros por segundo, y en el transcurso de ese vuelo despliegan las alas en períodos de 60 milésimas de segundo (menos de lo que dura un parpadeo), y logran la vibración del aire necesaria.
Enviada por Almudena Lasanz, Correo electrónico
Redacción QUO