Las olas solitarias de más de 20 metros de altura que a veces parecen salir de la nada son un fenómeno considerado una leyenda hace no mucho. Sin embargo, los sistemas de vigilancia han demostrado su existencia real. Estas olas gigantescas difieren de los tsunamis en que estos últimos sólo alcanzan gran altura al llegar a aguas poco profundas.
Un equipo de científicos de la Organización para la Investigación Científica de Australia (CSIRO) ha desarrollado un modelo informático de olas solitarias para evaluar sus efectos contra plataformas petroleras y de producción de gas.
El programa permite crear una ola solitaria realista y hacerla impactar contra los cuatro soportes y el cuerpo de estas estructuras semisumergibles ubicadas en alta mar. Con este trabajo se pretende mejorar los diferentes diseños de anclaje y los materiales empleados.
Redacción QUO
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