Las larvas de coral deben encontrar inmediatamente un lugar seguro, a ser posible un arrecife, para dejar de vagar por el agua y fundar una colonia. Según ha descubierto el biólogo Mark Vermeij, la pista que siguen para encontrarlo es el sonido. Que sepamos, estas bolitas peludas carecen de órganos auditivos, por lo que probablemente detectan las ondas sonoras con su “vello”.
Pilar Gil Villar