Sobre todo si no viniste al mundo como el Míster Universo de tu especie. Así funciona la cosa entre los gorriones mexicanos: el favor de las hembras premia claramente a los machos de pecho rojo frente a los más amarillentos. Curiosamente, estos últimos tienden a llevar una vida social mucho más intensa que los Adonis de su especie, lo cual se traduce en ir a buscar comida con varios grupos distintos, en lugar de relacionarse siempre con el mismo. Pues, según han observado los estadounidenses Kevin Oh y Alexander Badayev, la sociabilidad se premia.
El éxito entre las hembras de estos individuos populares es exactamente igual que el de sus congéneres más agraciados. Y tienen más amigos.
Pilar Gil Villar
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