Ciertamente, los perros realizan una especie de ritual antes de acostarse. Es por la misma razón por la que nosotros miramos a izquierda y derecha antes de cruzar un paso de cebra. Su instinto de supervivencia, herencia de un pasado menos doméstico, les dice que deben examinar bien el lugar para asegurarse de que el lecho elegido no alberga malas hierbas ni pequeños insectos, parásitos o minúsculos seres venenosos.
No solo giran en ese momento, sino que también lo hacen antes de orinar o defecar. Eso sí, cuando nuestro perro sufre ansiedad y gira obsesivamente sobre sí mismo mientras se muerde la cola, puede estar manifestando, por ejemplo, temor ante un hecho ocurrido que le sobrepasó, o desacuerdo con el encierro al que está sometido.
Ángel Febrero
Experto en Naturaleza
Enviada por Noelia Sigler, Alcalá de Henares (Madrid)
Redacción QUO