Hasta ahora, se pensaba que la desecación del Sáhara se produjo en unos siglos, apenas un pispás histórico. Pero el geólogo Stefan Kröpelin, de la Universidad de Colonia (Alemania) ha llegado a una conclusión muy distinta. A partir del estudio de pólenes depositados en el fondo del lago Yoa (Chad), ha deducido que la vegetación del entorno tardó nada menos que 3.300 años en desaparecer. Según sus cálculos, el reino de la arena se instauró definitivamente hace 2.700 años. O no tanto, porque Kröpelin también ha observado la reciente aparición de zonas de hierba de decenas de kilómetros donde hace 20 años no crecía nada.
Redacción QUO
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