No es del todo correcto. En Gibraltar existe un intercambio de aguas de tal modo que las aguas atlánticas entran en el Mediterráneo en superficie, y las del Mediterráneo salen en profundidad. Así que se forma una “picnoclina”, una masa de agua de densidades diferentes (por la distinta salinidad y temperatura), que dificulta su mezcla.
Las aguas atlánticas, al circular en superficie por el Mediterráneo, aumentan su salinidad, y cuando se enfrían en invierno se hunden mezclándose con las aguas mediterráneas. Pero las del Mediterráneo no cambian su densidad y tardan mucho tiempo en mezclarse con el agua atlántica. Así que a veces se aprecian masas aún sin mezclar a mucha distancia de Gibraltar, ya dentro del océano Atlántico.
Redacción QUO