El alarmante declive que sufren las colonias de abejas en todo el mundo responde a causas derivadas de las malas prácticas de los humanos a la hora de gestionar los recursos naturales. Entre ellas destacan:
– el aumento de insecticidas destinados a acabar con plagas, que también resultan tóxicos para estos insectos
– la expansión de patógenos por todo el mundo como consecuencia del aumento en el comercio global
– degradación de los hábitats y la consiguiente pérdida de unas 20.000 especies florales que sirven de alimento a las abejas
A esta conclusión ha llegado un informe, publicado ayer por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNAUMA). En él se registran casos de disminución del número de abejas en todo el mundo desde la década de 1960, que se incrementan de forma considerable a partir de 1998, especialmente en Bélgica, Francia, Alemania, Italia, los Países Bajos, el Reino Unido y también España.
El fenómeno representa un claro ejemplo del frágil equilibrio de los ecosistemas y la importancia de adquirir conciencia sobre el mismo a la hora de interactuar con el medio ambiente. «La forma en la que la humanidad gestione o abuse de los recursos que le ofrece la naturaleza, incluidos los polinizadores, definirá en parte nuestro futuro colectivo en el siglo XXI. El hecho es que de las 100 especies de cultivos que suministran el 90 por ciento de alimentos en el mundo, más de 70 están polinizadas por las abejas», declaró al respecto Achim Steiner, director ejecutivo del PNAUMA.
Por tanto, su pérdida incide directamente en nuestra alimentación. Para evitarla, habrá que elegir con más cuidado si es conveniente utilizar productos químicos en agricultura y cuándo y cómo hacerlo. Además, y entre otras medidas, los autores sugieren que se proporcionen incentivos a granjeros y propietarios de tierras para restaurar hábitats.
Pilar Gil Villar