Los mayas la llamaban Xunán Kab, que quiere decir la señora abeja. Aunque su nombre científico es Melipona beecheii. En el llamado Códice de Madrid (un valiosísimo documento maya que se conserva en el Museo de América), se detalla como los miembros de esta civilización precolombina, cultivaban la miel de esta abeja, a la que además veneraban, dedicándole dos ceremonias a lo largo del año, coincidiendo con las fechas para la recolección de la miel.
Y hay varias cosas que hacen a esta abeja tan especial. Una de ellas es que en lugar de construir las típicas colmenas, acostumbra a anidar en los huecos de los árboles. Y la otra es que carece de aguijón. Aunque eso no la hace inofensiva, ya que muerde cuando se siente amenazada, y es capaz de morir prendida a su presa, sin soltarla.
Además, produce muy poca miel. Tan solo un litro y medio al año por colonia, frente a los siete de que de media fabrican otros tipos de abejas. Aunque se dice que su calidad y sabor es mucho mejor.
Pero, ahora, la abeja sagrada de los mayas está desapareciendo del Yucatán, la región que era su hábitat natural, y donde su presencia ha disminuido hasta un 90%. Afortunadamente, la abeja parece haber mudado de territorio, ya que su presencia ahora es habitual en Cuba. Tanto, que en 2017, la Sociedad Cubana de Apicultores cambió su nombre a Sociedad Cubana deApicultores y Meliponiculturistas. Aunque aún no está claro como llegó hasta la isla caribeña.
Volviendo a los mayas, hay que recordar que entre sus dioses figuraba uno que recibía el nombre de Al Mucen Kab, una deidad a la que consideraban protectora de las abejas y de la miel.