Entre el siglo XVI y mediados del XIX el continente americano vivió su propia «Pequeña Edad de Hielo» en la que millones de indígenas americanos fallecieron. Cuando Cristobal Colón pisó América por primera vez, estas tierras acogían a más de 60 millones de personas nativas, pero en poco mas de 100 años, esa población se redujo de forma drástica a tan solo 6 millones (lo que supuso un 10% del total de población existente en esa época). El contacto europeo no trajo solo guerra y hambre, sino que también introdujo temidas enfermedades como la viruela, el sarampión o la gripe, las cuales resultaron letales para muchos. Son datos extraídos de un reciente estudio publicado en el Quaternary Science Reviews por investigadores del University College de Londres.
Habitualmente, los expertos suelen miran a la revolución industrial como la génesis de los impactos climáticos impulsados por el hombre. Pero este estudio muestra que los efectos pueden haber comenzado unos 250 años antes. Y es que tras el declive demográfico, las tierras que se usaban como cultivos se abandonaron, al igual que grandes franjas de vegetación. Esto hizo que los nuevos árboles y la flora que repobló esas áreas comenzaran a absorber una mayor cantidad de dióxido de carbono, dejándolo «enterrado» en el suelo, y eliminando a su vez muchos gases de efecto invernadero. Esto tuvo consecuencias, y la temperatura de la Tierra bajó 0.15ºC.
Según los líderes del estudio, la caída del dióxido de carbono en esta época no puede achacarse en un 100% a la muerte de 54 millones de personas, pero sí que puede explicar esta situación en esa época en al menos un 50%: «Las acciones del hombre causaron la caída del CO2, enfriando el planeta mucho antes de que las civilizaciones humanas se preocupasen con la idea del cambio climático».
Fuente: LiveScience
Alberto Pascual García