Los animales que viven en cautividad pueden tener problemas metabólicos similares a los de los seres humanos, pero los salvajes solo consumen la energía necesaria y no engordan tanto. La naturaleza se ocupa de equilibrar la balanza las pocas veces que rebasan su peso ideal.
Por ejemplo, cuando los roedores tienen acceso a una gran cantidad de alimento con un alto valor nutritivo –y engordan muy deprisa–, su respuesta biológica natural es reproducirse rápidamente. Como solo necesitan alrededor de un mes para hacerlo, pronto son tantos que acaba habiendo demasiados comensales, y los recursos vuelven a ser escasos. Para los roedores, eso conlleva retornar a un equilibrio que se caracteriza por una ingesta calórica mínima.
Redacción QUO