Quienes tienen gatos no solo saben que se pueden parecer a ellos, también pueden ser tan neuróticos como sus dueños. Pero ¿cuan profundos son los lazos de personalidad entre estos felinos y los humanos que viven con ellos?
Bastante profundo, según una nueva investigación publicada en en PLOS One. Los resultados mostraron que los rasgos de personalidad de los dueños de gatos se correlacionaban con los comportamientos exhibidos por sus mascotas, lo que sugiere que, en cierta medida, tu gato podría estar absorbiendo y reflejando aspectos de tu personalidad.
“Muchos personas consideran a sus mascotas como un miembro de la familia y forman estrechos lazos sociales con ellos – explica Lauren Finka, autora principal del estudio –. Por lo tanto, es muy posible que las mascotas se vean afectadas por la forma en que interactuamos con ellas y que ambos factores a su vez están influenciados por nuestras diferentes personalidades”.
El equipo liderado por Finka encuestó a más de 3.000 dueños de gatos, formulando una serie de preguntas que los analizaron en una escala conocida como Big Five Inventory (BFI) de rasgos de personalidad, que evalúa la amabilidad, la conciencia, la extroversión, el neuroticismo o inestabilidad emocional y la apertura de las personas.
Lo que encontraron fue que existe una serie de correlaciones que no solo predijeron el bienestar general del gato, sino también su propia personalidad.
Por ejemplo, el neuroticismo del humano se relacionó con los gatos que mostraban tener un «problema de comportamiento», que podría evidenciarse por agresión, ansiedad o miedo, o conductas relacionadas con el estrés, además de condiciones médicas o sobrepeso.
Los investigadores también encontraron que los dueños de gatos que obtuvieron calificaciones más altas en la extroversión tenían más probabilidades de tener animales que disfrutaban más de libertad, mientras que los participantes que se consideraron agradables informaron que estaban más satisfechos con sus felinos (quizás también más agradables).
Por supuesto, como bien sabemos, la correlación no es igual a causalidad, pero los investigadores creen que podría haber algo así en este caso , aunque se necesitarán más estudios como este para profundizar en el enlace.
«Es posible que la vida de mascota no sea siempre fácil para los gatos – concluye Finka – y es importante que seamos conscientes de cómo nuestro comportamiento puede afectarlos, tanto de manera positiva como negativa”.
Juan Scaliter