Son muchas las especies animales que han resuelto la crianza de los hijos de una manera equitativa, respetuosa y empática. ¡Ojo! También hay verdaderos machos alfa que ejercen su paternidad de manera excesivamente controladora y agresiva.
Gorila de montaña, papá canguro
Los gorilas dan ejemplo de autoritarismo. El macho alfa guía al grupo y busca comida imponiendo siempre su voluntad. Él dispone quién come primero. Primero los padres, después los pequeños. Sigue de cerca a sus crías (incluso a las de otros machos) y se involucra en sus juegos, custodiando sus movimientos hasta bien entrada la adolescencia y defendiendo la integridad del grupo ante cualquier amenaza. Este tipo de crianza aumenta su éxito con las hembras. Los que más cuidan a su prole y se divierten con ella se reproducen hasta 5,5 veces más que los que menos tiempo les dedican. No es extraño ver a un enorme macho dejando que las crías trepen por su espalda o que se sienten debajo de ellos mientras comen.
Jacana africana, ejemplo monoparental
El macho de esta ave construye el nido y después del encuentro con la hembra, ella, que es el sexo dominante, le abandona para reproducirse con otros tres o cuatro machos. El padre incuba los huevos entre 20 y 26 días y cuida a los pollos. En caso de inundación, los traslada bajo sus alas hasta dar con una nueva ubicación. Los pollos dejan el nido nada más nacer, nadan y corretean, pero siempre bajo vigilancia paterna, al menos durante los dos primeros meses de vida.
El caballito de mar, un vientre de alquiler
Es el único macho del reino animal que se embaraza. La hembra deposita los huevos en la bolsa ventral del macho donde se acaban de gestar las crías. En el interior de un caballito de mar de buen tamaño pueden crecer hasta mil, aunque no es extraño que engulla algunas de ellas en el momento de nacer.
Pingüino emperador. Baja de paternidad prolongada
A finales del verano austral, esta especie de ave de gran tamaño recorre 90 Km tierra adentro hasta el lugar de reproducción. Una vez allí, busca pareja y en mayo o junio (invierno austral) la hembra pone un huevo de aproximadamente 450 gramos que pasa directamente, y con cuidado de que no roce el suelo helado, al padre en quien deposita su incubación en su bolsa abdominal. Mientras la madre inicia un largo viaje hacia el mar en busca de comida para reponerse del parto, los machos forman grupos compactos para sobrevivir al frío y a los fuertes vientos durante los más de 60 días que dura la incubación. El padre alimenta al recién nacido con una sustancia lechosa que segrega una glándula del esófago. Ya explicamos en Quo cómo es capaz de mantener el huevo a temperaturas extremas de 40º bajo cero.
Cisne de cuello negro, papá helicóptero
Padre y madre comparten la crianza de sus recién nacidos al menos durante un año. En las primeras semanas de vida son ellos los que los transportan en el lomo a modo de continuación de nido, protegiéndolos del frío, los depredadores y otros peligros. De paso, recuperan la forma perdida durante el apareamiento. Es un animal muy sociable, pero en época de reproducción prefieren pequeñas colonias. La hembra pone hasta siete huevos que son incubados por ella durante 34 o 36 días. El macho se mantiene en todo momento cerca por si acechase algún peligro.
Bagre, el macho incubador
No se le puede negar a este pez de extraordinario bigote que sea un padre abnegado protegiendo a sus crías como lo hace en su boca hasta que alcanzan los cinco centímetros de longitud. Es un tiempo de ayuno absoluto. Esta táctica de incubación oral incrementa la supervivencia de los más pequeños, pero provoca que los machos incubadores sean más codiciados durante la pesca con la consecuente muerte de machos y huevos.
León, papá hooligan
La crianza de los cachorros corre a cargo de la hembra casi exclusivamente, incluida la caza. Para el macho las horas transcurren a la sombra sin más misión que proteger su territorio de otros individuos carroñeros. Cuando la hembra llega con la “compra”, él es el primero en comer. Para el resto de la manada, las sobras. En este ambiente hostil, si el macho es despojado de su liderazgo, las crías que tuvieron con las leonas del grupo son eliminadas de forma feroz por el nuevo líder.
Zorro rojo. Arquetipo tradicional
Se le puede considerar padre ejemplar, pero siguiendo un patrón tradicional. Empeña todo su tiempo en la supervivencia de la familia (madre e hijos), lo que obliga a ausentarse cada cuatro o seis horas en busca de alimento. Es un animal discreto, que caza sobre todo de noche. Suelen ser presas de pequeño tamaño, pero si consigue una más grande la lleva a la madriguera para disponer de una reserva. Cuando los zorrillos tienen edad, les enseña el arte de la caza y de la supervivencia.
Flamenco común. Reparto equitativo de tareas
Por su tamaño y aspecto, es una de las aves más espectaculares. También por su estilo de crianza. En general, los machos son monógamas y asumen un comportamiento muy equitativo en sus responsabilidades con la hembra. Después del apareamiento se mantienen unidos para crear el nido, mantener el huevo caliente y cuidarlo durante los 30 días de incubación. Una vez que nacen las crías, los padres las alimentan con leche de cultivos, que es un alimento con un alto contenido en grasas y proteínas y constituye una excelente nutrición para los pollos en crecimiento.
Lobo, un padre sobreprotector
Valiente y seguro de sí mismo, sabe en cada momento qué es lo que más le conviene a su manada. Transmite confianza y tranquilidad, sin necesidad de utilizar la fuerza. De observaciones de lobos que viven en manadas en el Parque Nacional de Yellowstone, en Estados Unidos, se desprende que su conducta como padre es modélica. Ayuda a obtener comida durante el primer año de vida de los recién nacidos. Comparte su cuidado durante varios años y, hasta que alcanzan la madurez, les dan las instrucciones necesarias para aprender a cazar, sobrevivir y acoplarse a la manada. Su rol protector permanece siempre que haya individuos que amenacen la seguridad de las hembras y de los jóvenes, ayudándoles a sobrevivir con una lealtad poco común.
Marian Benito