Con un peso en torno a 600 gramos, equivalente en un embrión humano a apenas 24 semanas de gestación, una camada de corderos ha sobrevivido gracias a un útero artificial. La tecnología utilizada ha conseguido crear un soporte vital basado en una placenta artificial que permite salvar la vida de recién nacidos extremadamente prematuros.
Este avance médico y tecnológico ha sido publicado en la revista American Journal of Obstetrics & Gynecology. Según su investigador principal, Matt Kemp, jefe de los Laboratorios de Investigación Perinatal de WIRF, las investigaciones anteriores habían demostrado la viabilidad de la supervivencia con tecnología de placenta artificial en los fetos prematuros tardíos, pero no había evidencia publicada que demostrara el uso de la plataforma para embriones extremadamente prematuros.
“Durante varias décadas había habido poca mejora en los resultados con bebés que se encuentran en los límites considerados viables (gestación de 21 a 24 semanas)”, dice. Es la primera vez que se prueba esta tecnología con corderos extremadamente prematuros, equivalentes a 24 semanas de gestación humana en un estado estable de crecimiento normal durante cinco días.
Puente entre el útero materno y el exterior
A la vista de los buenos resultados, no se descarta la aplicación clínica potencial de esta tecnología para los bebés humanos severamente prematuros, por lo que Kemp resalta la importancia de este caso para un futuro. “Si queremos mejorar los resultados para los bebés nacidos en el límite de la viabilidad, debemos reconocer que no son niños pequeños, sino más bien un grupo demográfico único de pacientes que, debido a sus pulmones subdesarrollados y su capacidad cardiovascular limitada, requieren un tratamiento completamente diferente a los bebés prematuros mayores”, resalta.
De hecho, la tecnología fue diseñada para revolucionar el tratamiento de los recién nacidos severamente prematuros. El objetivo es ofrecer un puente entre un útero natural y el mundo exterior para que los bebés nacidos en las edades gestacionales más tempranas tengan tiempo de madurar sus frágiles pulmones. “Con un refinamiento adicional, lo que hoy podría considerarse como tecnología futurista pronto podría pasar a ser un estándar de atención”, concluye Kemp.
Marian Benito