¿Cómo saben los mosquitos que están picando a un humano o a un animal? ¿Es el sudor que desprendemos una forma de identificarnos? Un gruo de investigadores del Laboratorio de Genética Tropical de Miami ha descubierto un receptor olfativo en sus antenas que les podría ayudar a saber si somos lo suficientemente humanos como para «mordernos».
Para entenderlo, vamos a pensar en unos mosquitos concretos, en los Aedes aegypti, los cuales son peligrosos transmisores del zika y el dengue. Las hembras encuentran en la sangre de los vertebrados los nutrientes necesarios para poner sus huevos. Estas se sienten atraídas por el dióxido de carbono que emiten los humanos al respirar y por los ácidos lácticos de su sudor. Así que usan el sentido del olfato para encontrar a sus nuevas presas. Pero, ¿cómo lo consiguen? Gracias a un receptor olfativo llamado Ir8a, el cual se encuentra en las antenas de los mosquitos y que les sirve para identificarnos a nosotros sobre otros animales.
Desde los años 60 se sabe que los mosquitos se guiaban por el ácido láctico del sudor para encontrarnos, pero ahora han logrado identificar el gen que hace efectiva esta unión. Si conseguían modificarlo, podrían dar con la manera de que los mosquitos del futuro no quieran picar a los humanos. Así lo explica a Sinc, el neurobiólogo Matthew DeGennaro, líder del trabajo que ha sido publicado en la revista Current Biology: «Cuando se elimina este gen en el laboratorio, el insecto pierde su capacidad de respuesta ante los ácidos volátiles y, con ello, aproximadamente el 50% de su atracción por los humanos».
Para conseguirlo, eliminaron el Ir8a de los mosquitos a través de un sistema de edición genética CRISPR-Cas9. Luego liberaron a mosquitos salvajes y a otros con el gen modificado cerca del brazo del investigador y comprobaron que los primeros sí se posaban sobre él, mientras que los segundos no sentían ningún tipo de atracción por él en los 4 minutos que duró el experimento.
Los investigadores creen que gracias a estos resultados será posible crear repelentes mucho más efectivos: «Los olores que enmascaran la vía Ir8a podrían mejorar la eficacia de los repelentes actuales. De esta forma, nuestro descubrimiento ayudaría a evitar que las personas sean las presas principales de estos insectos», sostiene DeGennaro.