La Isla Floreana es la sexta más grande del archipiélago de Galápagos y se encuentra a 1.000 Km frente a las costas del Ecuador continenal. Sus 170 Kilómetros cuadrados albergan una biodiversidad inigualable a la de cualquier otro punto del planeta, ahora amenazada por la invasión de gatos salvajes y ratas. En esta variedad de especies destacan los pingüinos de Galápagos, los petreles de Galápagos, las iguanas marinas, los caracoles de tierra y los pinzones de Darwin. Desafortunadamente, las cincuenta y cuatro especies corren un serio peligro.
Investigadores y organizaciones de conservación han empezado a pedir el sacrificio de estas especies invasoras. La erradicación de los mamíferos no nativos, como ratas, gatos, cabras y cerdos, mejoraría la tasa de supervivencia de casi el 10% de los vertebrados isleños más más amenazados de la Tierra, según una investigación publicada en PLOS One.
Aunque representan solo una pequeña porción de la superficie terrestre, las islas han albergado tres cuartas partes de aves, mamíferos, anfibios y reptiles extintos desde 1500. “La erradicación de los mamíferos invasores de las islas es una forma de paliar una amenaza clave para las especies de la isla, la prevención de las extinciones y la conservación de la biodiversidad”, indica Nick Holmes, autor principal del estudio.
El estudio evalúa de forma global dónde existen estas oportunidades de conservación futuras y respalda la toma de decisiones a nivel regional y nacional sobre dónde y cómo prevenir las extinciones.
Los mamíferos invasores, en particular los gatos y las ratas, devoran los huevos de especies en peligro de extinción, como el Mockingbird de Floreana, una especie de ave única en el mundo, y se alimentan de animales y plantas nativas jóvenes y adultas, causando además severos destrozos en el paisaje. Existen antecedentes que confirman que la erradicación de los mamíferos invasores en las islas con fines de conservación tiene una tasa de éxito de alrededor del 85 por ciento. Además, su eliminación permitiría la repoblación de 13 especies localmente extintas.
El dilema se extiende a otros paraísos. La isla Gough, ubicada a 3.100 kilómetros de la costa occidental de Sudáfrica, es un hábitat vital de anidación para varias especies, incluido el albatros de Tristán y el empavesado de Gough, en peligro crítico de extinción. Aquí, la eliminación de ratones caseros invasivos sería un paso decisivo para proteger estas especies y promover la conservación de la isla, designada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. También la erradicación de cabras, roedores y gatos salvajes en la isla Alejandro Selkirk, en Chile reduciría la amenaza de pérdida de hábitat y la depredación de un pequeño pájaro cantor en peligro crítico, el masafuera rayadito, una especie endémica que no se encuentra en ningún otro lugar.
Uno de los compromisos para 2020 de la Convención de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica es precisamente detener la pérdida de biodiversidad y prevenir las extinciones. “La erradicación de las especies invasoras no nativas en estas islas contribuiría significativamente hacia el cumplimiento de este importante objetivo”, advierte Piero Genovesi coautor del estudio.
Marian Benito