A pesar de ser los animales terrestres de mayor tamaño, los elefantes africanos de bosque resultan muy difíciles de distinguir en la espesura de la selva. Por eso, el Proyecto de Escucha a los Elefantes (ELP), asociado al Laboratorio de Ornitología de Cornell (EEUU), decidió recurrir al oído para investigarlos y protegerlos. Con un sistema de micrófonos capaces de grabar también los sonidos de baja frecuencia que emiten estos animales, registran ininterrumpidamente durante varios meses todas las señales acústicas de su entorno. Con los datos, intentan descifrar tanto su estructura social y familiar como el papel de los infrasonidos para mantenerla. De momento, ya han descodificado el gusto por los saludos profusos y estridentes cuando varios conocidos se encuentran en algún claro, como se aprecia en el vídeo que reproducimos más abajo.
Por otra parte, Peter Wrege, director del ELP, señala que el hecho de que la otra especie africana, los elefantes de sabana, habiten mayoritariamente en parques nacionales, más vigilados, “ha desviado la atención de los buscadores de marfil hacia los del bosque, mucho menos protegidos”. La aparición de ruido de motores o disparos en las grabaciones ha contribuido a detectar esas actividades
de caza furtiva, cada vez más frecuente, y a tomar medidas para contrarrestarla.
Pilar Gil Villar
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