La problemática seguro que la conoces, porque hace unos meses el mismísimo rey de España la puso en boca de todos. «Lo siento, no volverá a suceder», se disculpaba. Poco antes nos habíamos enterado de que, en sus ratos libres, viajaba a África para participar en safaris. Vimos una foto en la que aparecía junto a un elefante muerto. Uno de tantos…

Ahora, gracias a un estudio publicado en Plos One, nos hemos enterado de que más del 60% de los elefantes del África Media han sido asesinados por su marfil.

«El análisis confirma lo que los conservacionistas siempre han temido: la rápida tendencia hacia la extinción – posiblemente en la próxima década – delelefante africano del bosque,» dice la Dra. Samantha Strindberg de la Wildlife Conservation Society (WCS), una de las autoras principales del estudio.

«Salvar la especie requiere de un esfuerzo global coordinado en los países donde hay elefantes. A lo largo de las rutas de contrabando de marfil, y en el destino final en el Lejano Oriente. Nosotros no tenemos mucho tiempo para lograrlo antes de que estos se extingan’ afirma la Dra. Fiona Maisels también de WCS.

El estudio, el mayor análisis realizado nunca sobre el elefante africano del bosque, llega justo en el momento en el que más de 178 países se reúnen en Bangkok para discutir asuntos sobre el comercio de especies naturales, como es el caso de la caza furtiva y el contrabando de marfil. Los datos, recogidos entre 2002 y 2011, incluye el trabajo de más de 60 científicos y un gran esfuerzo por parte del personal de conservación, que dedicó 91.600 días por persona a realizar la topografía de los elefantes en cinco países (Camerún, República Centroafricana, la República Democrática del Congo, Gabón y la República del Congo). Viajaron más de 13.000 kilómetros y tomaron 11.000 muestras audiovisuales.

El estudio revela que casi la tercera parte del territorio donde los elefantes vivían hace 10 años se ha vuelto peligroso para ellos. Según el co autor del estudio, el Dr. John Hart de la Fundación Lukuru, «A lo largo de la historia, os elefantes se han movido sin problemas por los bosques de esta vasta región de más de 2 millones de kilómetros cuadrados, pero ahora se acobardan en una cuarta parte de esa zona. A pesar de que la protección del bosque se mantiene, este está vacío de elefantes, lo que demuestra que esto no es solo una cuestión de la degradación del hábitat. Se debe casi exclusivamente a la caza furtiva». Es más, estudios recientes de la República Democrática del Congo mostraron un importante descenso de los elefantes en la Reserva de Fauna Okapi, considerado el último bastión de los elefantes en la región.

Los resultados demuestran que los elefantes africanos del bosque son cada vez menos comunes en lugares con alta densidad de población humana, carreteras, gran actividad de los cazadores y un gobierno débil (altos niveles de corrupción y ausencia de medidas para hacer cumplir la ley).

El elefante de bosque africano es algo más pequeño que el de sabana, su pariente más conocido, y es considerado por muchos expertos como una especie distinta. Juegan un importante papel en el mantenimiento de la biodiversidad de los bosques tropicales, vitales para la reducción del carbono en la Tierra.

La investigación, llevada a cabo por el programa CITES-MIKE, ha demostrado que el aumento de los niveles de caza furtiva en África desde 2006 está fuertemente relacionado con un aumento de la demanda de los consumidores en el Lejano Oriente, y que los niveles de caza furtiva también están fuertemente vinculados con el gobierno a nivel nacional y la pobreza a escala local. Esto ha dado lugar a un dramático aumento de matanzas de elefantes en zonas que anteriormente se consideraban seguras.

Reducir la corrupción y aplicar la ley contra aquellos que practican la caza furtiva y el comercio ilegal, es crucial. También el mejorar los controles de importación y de la venta de productos procedentes de la naturaleza en los países receptores de marfil ilegal, especialmente en Asia. Estos países, junto con la comunidad internacional, deben invertir fuertemente en educación pública y divulgación para informar a los consumidores del comercio de marfil. Aunque el desafío es enorme, China y otros países asiáticos han demostrado que una fuerte voluntad política puede llegar a modificar el comportamiento de la población. Una acción realizada para tal fin, se podría centrar en reducir el comercio de marfil y de esa manera, salvar a los elefantes.

Redacción QUO