Los tiburones blancos son el gran animal marino por excelencia. No es porque el tiburón blanco tenga ADN de superhéroe, tampoco por su tamaño. Es por toda su leyenda cinematográfica y el aspecto de ferocidad que transmiten. Dicen que después de estrenarse Tiburón, en Estados Unidos se multiplicaron las reservas en los albergues de alta montaña.
Ese miedo, nos produce también una atracción tremenda hacia estos seres, que en realidad, si por ellos fuera estarían tranquilos y alejados de los humanos. Entonces, si tanto nos fascinan, ¿cómo es posible que no hayamos visto ninguno en un acuario? Somos capaces de mantener cautivas a las orcas, así que ¿por qué no grandes tiburones blancos?
Uno de los últimos intentos de poner en cautiverio a un gran blanco fue en el acuario Okinawa Churaumi en Japón el año pasado. El animal murió en tan solo tres días. Se puede ver un vídeo del animal dando vueltas en el tanque.
Antes de esto, ha habido docenas de intentos igualmente deprimentes y fallidos de exhibir grandes tiburones blancos al público en los que la tasa de supervivencia del tiburón oscilaba entre 1 día y dos semanas.
¿Por qué les va tan mal en cautiverio?
Un gran problema es su dieta. Los grandes blancos son un depredador. En la naturaleza, tendrían que estar cerca de morir de hambre para comer cualquier cosa que no fuera una presa viva. En un acuario eso no es fácil, barato y ni mucho menos bonito de ver. Muchos de los grandes blancos que fueron apresados y mantenidos en cautiverio a menudo se negaron a comer cantidades suficientes para su superviviencia.
Los tiburones blancos tienen que nadar constantemente hacia adelante para que el agua pueda pasar por sus branquias y obtener oxígeno. Dado que esta especie puede crecer hasta 6 metros de largo, se necesitaría un tremendo tanque para darle la amplitud que requiere. De hecho, en su entorno natural, estos tiburones recorren enormes distancias. Una tiburón hembra, conocida como Nicole, viajó desde África a Australia y regresó, un viaje redondo de más de 20,000 kilómetros en solo nueve meses.
Otra teoría sugiere que el ambiente artificial de un tanque de vidrio podría abrumar o confundir la electrorecepción increíblemente aguda de estos tiburones. Esta percepción sensorial les permite detectar movimientos y cambios sutiles en el entorno marino. Sin embargo, en un tanque, sería fácilmente confundido por la gran cantidad de estímulos, desde paredes de vidrio hasta equipos electrónicos, que los rodean.
De cualquier modo, las cosas han cambiado desde los años noventa. Estamos viviendo un gran cambio de percepción pública con respecto a los grandes animales, marinos o no, en cautiverio, especialmente gracias al exitoso documental Blackfish que sacó a la luz las malas prácticas de SeaWorld y otros parques similares.
Gracias a todo este recorrido, puede que hoy en día, una exhibición de tiburones blancos vivos no sería lo que más complacería a la multitud como lo hubiera hecho en el pasado, pero deberíamos cambiar más rápido la concepción que tenemos de que los demás seres vivos con los que compartimos planeta están ahí para complacernos o seremos nosotros a los que tendrán que poner en una jaula.
Vía: IFL Science
Esther Sánchez