Son los ejemplares arbóreos olas masas boscosas que tienen alguna singularidad definida por su antigüedad, rareza, tamaño, simbolismo histórico u otras características. Leyes nacionales o internacionales (como declaraciones de la Unesco) se encargan de protegerlos.
En España, entre otros, sobreviven el enorme drago milenario de Tenerife y el bosque de Laurisilva de la isla de La Gomera, un paisaje de la era Terciaria.
En el King’s Canyon de California existe una secuoya de 2.500 años de edad y 82 m de altura, un ejemplar joven comparado con las coníferas achaparradas de 4.600 años de edad (de la época faraónica) de las White Mountains de EEUU.
Y un buen ejemplo de monumento de tipo religioso es el Monte de los Olivos de Jerusalén.
Redacción QUO