Rechazada por sus padres, dueños de un oscuro pelaje marrón, esta foca albina tenía un destino aciago muy claro: ningún miembro de su grupo le enseñaría a valerse por sí misma y ya comenzaba a mostrar signos de desnutrición. Afortunadamente un fotógrafo ruso la localizó y rescató en la isla de Tyuleniy, en el Mar de Okhotsk y la llevó al delfinario de Akvatoria, en Adler, Rusia. Allí la alimentaron y pronto quedó bautizada como Nafanya, por un personaje de dibujos animados de la era soviética que lucía un pelaje similar.
Hoy Nafanya crece feliz y hasta puedes verla a través de una cámara web del acuario…aunque en horario ruso, lo cual significa que a veces funciona y a veces no. Una vez terminada la cuarentena, Nafanya fue presentada a otras focas del acuario que la aceptaron sin problema.
El rechazo en el reino animal, por defectos genéticos, deformidades o simplemente por ser diferente como en este caso, es algo habitual. Pero con los animales albinos no siempre ocurre…aunque representa una gran desventaja ya que la sensibilidad a la luz, los problemas de visión y su facilidad para ser detectadas por depredadores, hace de ellos un blanco fácil.
Redacción QUO